miércoles, 2 de febrero de 2022

Los desahogos y la vida

      Sus respuestas eran extrañas. Incluso a través de WhatsApp las percibí lánguidas, cortadas, abatidas; me pareció que surgían de entre lagrimas. Sus palabras no eran las habituales, creí por unos instantes que hablaba con otra persona, pero era ella. Sentí desazón y le escribí muy directo:

      ─Estás muy triste, ¿no? ¿Qué te pasa?

      Esperé frente a la pantalla, tardó en contestar una eternidad. Y recibí la frase siguiente en una ilustración "jpg".

      Lo leí un par de veces, la primera muy encima, la segunda con más detenimiento, aunque no conseguí comprender. Le escribí de nuevo:

      ─Creo que estoy hoy un poco cerril, no logro entender ─así le dije tratando de sacarle una sonrisa invisible.

      Veía interrumpirse el letrero verde de WhatsApp que dice “escribiendo...” con letras demasiado pequeñas para leerlas bien. Me pareció que transcurría mucho tiempo, pero al fin apareció su respuesta:

      ─”Ya mañana es otro día” Y es verdad, pero no sé si seguirá todo igual o peor. Muy probablemente, será peor. Estoy segura, pero “Ya mañana debes levantar la cabeza y sonreír. No puedes vivir por siempre triste, te pierdes momentos mientras tienes los ojos cerrados, sube la cabeza... y sonríe.

      Un poco (o bastante) perplejo respondí:

      ─Es bonito lo que dices, incluso muy literario, pero no comprendo nada.

      Impaciente y con poca delicadeza insistí:

      ─¿Me dices qué te sucede de una vez? ¿Necesitas mi ayuda? ¿Qué puedo hacer? ¿Puedo hacer algo por ti?

      Otra vez salía eso de “escribiendo...” en cursiva color verde y se interrumpía de vez en cuando. Al fin salió:

      ─Hoy no puedo. Necesito soltar lágrimas; mañana quizás te cuente. Necesito desahogarme. Ya sabes, y yo lo sé, que las emociones pueden canalizarse de muchas maneras. Llorar siempre tiene su punto. Ahora necesito un rato de soledad para estar conmigo misma y reorganizar mis pensamientos y realidades. También sé que cuento contigo, necesito desahogarme. Dame un día... O dos.

      Respiré hondo tres veces. Sé que esta noche no dormiré bien.