lunes, 31 de agosto de 2020

Un tipo extraño


     Cuando se llega a mi edad es grato tener un buen grupo de amigos, gente sensata y normal que es lo más fructífero, pero también tiene uno algunos amigos un poco extraños, raros.
     Desde los primeros tiempos de WhatApp tengo uno (lógicamente omito su nombre) que firma comentarios y mensajes con el nombre de "Khanasxh", que no sé qué significa, ni él me lo ha explicado nunca. Mis contactos con Khanasxh no son muy frecuentes, una vez al mes diría yo, y siempre por WhatApp porque odia "Facebook".
     Hace años me comentó que había leído todo lo que tenía que leer y que únicamente dedicaba su tiempo al último libro de la Biblia, al "Apocalipsis" de san Juan, que según él, es lo único que vale la pena leer de todo lo escrito en el mundo. También, muy de vez en cuando, me remite algunos versículos, no sé si en plan ilustrativo o tienen algún mensaje interior que no acierto a averiguar por mi torpeza bíblica.
     Hoy me ha enviado el que sigue, en amarillo sobre negro, lo he leído un par de veces y da un poco de miedo, pero creo notar alguna relación con el artículo que escribí el otro día en MIS COSAS: ¿Todo empezó con el "VeriChip"?
     Un tipo raro, sí...

domingo, 30 de agosto de 2020

El mundo que se avecina


     Como muchos de vosotros estoy preocupado por la formación y la educación de mis nietos en este curso que se nos presenta difícil. Estoy buscando soluciones y tratando de ver cómo podría resolver ciertos aspectos de su educación. Tengo ya algunas ideas y propuestas que pienso que podrían ser muy interesantes.
     Los niños del mañana tienen que saber inventar, y la inventiva y los juegos tienen muchas cosas en común. Los mejores inventores siempre han tenido una componente lúdica... juguetona. Y los mejores jugadores son también aventurados e inventivos. Creo que conocer estas conexiones es muy significativo. La Web del "Smithsonian Institute", llamada «Invention and Play», estudia las analogías entre la forma de jugar de los niños y de los adultos y los procesos creativos de los genios de la ciencia y la tecnología.
     Como podéis ver el asunto es muy importante, el JUEGO es uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta en la educación de nuestros pequeños para este curso incógnita 2020/21.



     ¿Sabéis una forma muy simple de estimular la inventiva?
     Hay un ejercicio formidable si se práctica con cierta frecuencia con los niños, se trata de proporcionarles una viñeta sin palabras y hacer que los chicos completen la historieta de una ─o varias─ maneras. Además, es sensacional ver en marcha imaginación de los pequeños, siempre con humor y alegría.


     Lo cierto es que los juegos están saliendo del mundo de la frivolidad y están ocupando un lugar importante en los negocios, en el trabajo, en la enseñanza a todos los niveles y, por supuesto, en el bienestar personal. 

viernes, 28 de agosto de 2020

¿Todo empezó con el "VeriChip"?


     Hoy me decía Briseida que esto va a marchas forzadas, que el coronavirus lo está acelerando todo y nos van a llegar novedades insospechadas. Continuó comentando cuestiones sobre las próximas vacunas y las posibilidades de que llevasen un microchip añadido y que estábamos a un corto paso de que la gente aceptará este mecanismo de control insertado bajo su piel. Alarmado le pregunté:
     ─¿Tú crees que de verdad llegaremos a eso?
     ─No abundan las informaciones de cómo están los avances última hora en este asunto, pero pienso que es cuestión de poco tiempo de que convenzan a media humanidad, de la conveniencia y necesidad, de implantarse un chip, o varios, para seguir sobreviviendo, y no pienso que haya un levantamiento mundial contra estas intenciones del mando “globalista”. Imagino que tú sabrás más que yo de lo que pueden hacer estos aparatitos debajo de nuestro pellejo, ¿no?
     ─No creas, estoy un poco parado en los tiempos del “VeriChip” ─le respondí.
     ─Sí, en teoría ese fue el comienzo ─apostilló Briseida.
     Continué recordando:
     ─Si mi memoria no me engaña el “VeriChip” fue el pionero de los implantes electrónicos en humanos que fue aprobado por la “Food and Drug Administration” de los Estados Unidos, creo que en el año 2004. Ya ha llovido mucho desde entonces y la tecnología no ha dejado de avanzar, imagino que la versión del “VeriChip” actual será un dispositivo de alta sofisticación. En realidad aquel “VeriChip” era algo que ahora puede resultar casi infantil, un pequeño dispositivo que podía contener informaciones relativas a su portador humano, que le habían sido previamente grabadas. Esta información podía recuperarse por un sistema de identificación por radiofrecuencia (RFID).
     ─Ese era igual que el que ahora se les pone a los perros y a los gatos, ¿no? ─preguntó mi amiga.
     ─Sí, casi exactamente igual, el que se le pone a los animales ahora es más pequeño que el “VeriChip” original que medía un poco más de 15 mm y dos o tres milímetros de grosor. Y del mismo modo cuando se detecta la frecuencia con la que emite su radiofrecuencia respondía dando un número de 16 dígitos que podía ser interpretado y vinculado a la información existente en la base de datos de un ordenador, ¿me explico?
     ─Más o menos, entiendo. Lo que tenía era una clave que después se metía en un ordenador y nos mostraba lo que el ordenador almacenaba respecto del poseedor de esa clave.
     ─Pues sí, así es. Lo has comprendido perfectamente ─le dije sonriendo.
     Continué diciéndole:
     ─La tecnología simple RFID fue sustituida por la conocida por el acrónimo NFC (“Near Field Communication”). Verás, se trata del mismo componente que encontramos en las tarjetas “contactless”, los teléfonos inteligentes, y en las pulseras de acceso a determinados sitios. Actualmente, hay varios modelos en el mercado, entre los que la única diferencia es el tamaño, por tanto la capacidad de almacenaje, y la dificultad de la operación quirúrgica para implantarlo.
     ─¿Y tienen alguna utilidad práctica? ─preguntó escéptica.
     ─Creo que no es mucha porque no hay demasiados servicios que permitan su uso, hay lugares en donde se pueden utilizar para acceder al transporte público, al lugar de trabajo o para abrir cerraduras electrónicas compatibles con el dispositivo. Probablemente de aquí a unos años haya muchas novedades en todo esto.
     Briseida se paró un momento a pensar, y después de unos segundos de reflexión añadió:
     ─Pero esto que me dices, es la superficie, la espuma de la cerveza, ¿y lo que hay debajo?
     ─Sí, desde luego, esto es lo que sabemos que es muy poco, cabe pensar que en todo el mundo habrá laboratorios y centros muy bien subvencionados, con enormes recursos, que estarán muy avanzados en estos temas. Incluso llego a pensar que esto de las tecnologías RFID y NFC es un juego de niños.
     ─Seguro ─afirmó Briseida.


miércoles, 26 de agosto de 2020

Los mundos de por debajo


     Esta mañana temprano (parece que Briseida y Kimura se empeñan en no dejarme dormir más tarde de las 7:00 h) ya tenía en pantalla a mi amigo Takumi Kimura diciéndome que retrasa su viaje a España, que tenía previsto llegar sobre la segunda semana de septiembre, pero que por una serie de asuntos, que no me explicó, no podrá arribar aquí hasta mediados de octubre; eso si todo sigue los cauces previstos, que tampoco sé cuáles son.
     Dijo que está muy interesado en mis conversaciones con Briseida y que tiene muchas ganas de conocerla, así que me invita a viajar con él a Alemania para conocerla. Me reí un rato con sus ocurrencias, le respondí que Alemania está ya muy lejos para mí y que no se me apetece viajar a tanta distancia. Por supuesto que me contestó rápido que 3.000 km no son nada, que eso es un corto tramo de los kilómetros que hace él en cualquier mes del año. Después le pregunté:
     ─¿Cómo ves tú, como japonés, eso del "Globalismo" y el Nuevo Orden Mundial que parece que se está gestando?
     Me dio una larga, e informada, respuesta:
     ─En estos asuntos los japoneses no somos muy diferentes al resto de los habitantes del planeta. Hay gente totalmente convencida, como Briseida; hay, también, mucho escéptico que prefiere pensar en que las cosas del mundo no son tan complicadas, que el tejido en que se desenvuelve el mundo es como el de siempre, que las cosas cambian, sí, pero muy poco a poco. Aunque creo, que como todo lo que sucede en el mundo se va complicando cada vez más y el panorama cada vez es más complejo, el porcentaje de los escépticos va disminuyendo a gran velocidad. En mi país hay ya mucha gente que ve el "Globalismo" como la ideología que será predominante en un futuro más o menos próximo, otros lo ven más bien como un conglomerado de ideologías, con el fin de establecer un dominio mundial. Por cierto, ahora que hablábamos de Briseida, que vive en Baviera, recuerdo que por allí se fundó la organización de los “Iluminatis”, ¿no?
     Le interrumpí muy brevemente para decir:
     ─Sí, en 1776, creo que la motivación de esa secta era la de instituir un “Novus Ordo Seculorum”, ¿era así?
     ─Correcto, querían establecer el nuevo orden de los siglos. La fundación la llevó a cabo, en ese año que has mencionado, en el siglo XVIII, un jesuita judío-alemán llamado Adam Weishaupt. Todo esto ha dado lugar a mucha literatura, aunque parece ser que ésta ha sido, o es, no lo sé, la más grande y extendida de las conocidas como “sociedades secretas”. En Japón han existido siempre “sociedades secretas”, la del “Dragón Negro”, la del “Dragón Blanco”, la “Genyōsha” y muchas más, pero su ámbito no ha estado nunca mucho más allá de nuestra frontera natural que es el mar.
     ─Todo esto asusta un poco, ¿no? ─contesté quedo.
     ─Sí, es cierto, pero hay mucho que desconocemos, ¿no es posible que los “Iluminatis” del XVIII hayan evolucionado y sean los “Globalistas” de ahora?
     ─No sé, pero se me han quitado las ganas de hablar ahora con Briseida.


martes, 25 de agosto de 2020

Totalitarismo y hegemonía


     Hoy martes me ha llamado Briseida muy temprano, bueno, para ella las horas no existen, ella siempre está en plena efervescencia; no sé cómo lo consigue. Estaba muy eufórica y después de unos “buenos días” muy rápidos me dijo:
     ─¿Has visto Twitter esta mañana?
     ─¿Cómo voy a ver Twitter si me acabas de despertar? ─contesté con un indudable tono somnoliento.
     ─Pues mira lo que acaba de escribir un periodista prestigioso y poco proclive a las mal denominadas teorías conspirativas: «Lo afirmo con rotundidad y pongo en juego el prestigio que haya acumulado en mi vida como informador: "El Covid-19 es un arma de guerra cuyos dos objetivos son cambiar el mundo para hacerlo más totalitario y lograr la hegemonía en el planeta"». ¿Qué te parece?
     ─Pues me parece que esa frase va en la dirección de lo que tú defiendes y dices, ¿no?
     ─Es cierto, no nombra ni la palabra “globalismo” ni tampoco al Nuevo Orden Mundial, pero creo que está implícito en la corta frase, ¿es así?
     ─Sí, sí, yo lo veo de esa forma ─dije, sin estar seguro de estar despierto.
     ─Te lo he comentado para que entiendas que no estoy tan lejos de lo que piensa ya mucha gente a lo largo y ancho de este mundo.
     La vi sonreír. Le respondí:
     ─Pero aún no me has aclarado mucho, te liaste con el asunto del cártel médico-farmacéutico y no me has ilustrado mucho más. Las veces que hemos hablado de esto siempre me has dejado un poco “in albis”. ¿No podrías explicarme un poco más ordenadamente?
     Apretó los labios un poco mirando a su teclado. Después, levantó otra vez la mirada y de cara a la pantalla me dijo:
     ─Tú sabes como soy. Desordenada, y voy a saltos en todo, pero prometo que te aclararé todo lo que pueda todos estos temas.
     La interrumpí:
     ─Por cierto, ¿quién es el periodista que ha dicho la frase que antes me citaste?
     ─¡Ah, sí! Se trata de Francisco Rubiales, escritor y periodista con un currículum impresionante. Ya hace años que está jubilado pero sigue muy combativo desde su 'blog' y desde las redes sociales. Lo sigo desde hace tiempo, sus comentarios políticos no tienen desperdicio, aunque a veces discrepo en algo de ellos. Pero, en general, tiene más razón que un santo, como tú dices.
     ─Sí, claro, sé quien es. Gaditano-sevillano, nacido en el pueblo-puerta de la Sierra de Cádiz, en Villamartín. Y fue Director de Comunicación de la Expo 92, de Sevilla, ¿no? Este señor debe de estar muy bien informado y seguro que tiene canales insospechados... Yo también suelo leer muchos de sus escritos y también tengo leídos dos de sus libros.
     Se levantó y la vi dirigirse a una estantería que tenía detrás y que se veía un poco por la pantalla del ordenador. Regresó con un papel en blanco en la mano y añadió:
     ─La gente de Cádiz sois una raza extraña, ya hace tiempo que lo percibí, ¿será que tenéis algo de la genética perdida de los hombres tartésicos?
     ─¡O de los Atlantes! ─le contesté con una carcajada.
     ─Voy a apuntar en este papel lo que te debo contar, con orden y concierto, sobre el NOM y el Globalismo. Mañana empezamos, ¿vale?
     ─Vale. Hasta mañana.




Manuel de Falla: "Atlantida"

domingo, 23 de agosto de 2020

Dotada para el color

     Según mis cálculos este artículo lo escribí en 2010, ¡ya hace diez años! ¡Qué barbaridad! ¡Es asombroso ver cómo pasa el tiempo! Paloma Albarrán es ya una pintora muy hecha, pero siempre ─y constantemente─ en evolución. Día a día nos enriquece con nuevas creaciones y dominio de técnicas. Sus pinceles y colores han madurado mucho desde entonces. Aunque hay algo que permanece como un invariante en su arte y es una enorme ─y apabullante─ pasión, incluso pintando unos inocentes pollitos.



«Bendita sea la paleta por el
placer que ofrece; […] es en
sí misma una “obra”, más hermosa,
en realidad que muchas obras.»

Vasili Kandinsky

Dotada para el color
     El color es puro misterio que se rebela en contra de su definición, es pura experiencia personal, subjetiva, que en la intimidad de la mente juega con la luz y el objeto que recibe. No es región de fácil conquista, territorio ilimitado de fronteras rotas, quizás situado en algún lugar en donde las ciencias y las artes confluyen. Las formas no existen por sí mismas ─ni para sí mismas─ y sólo expresan su existencia mediante brillos, ambiente, tonos... y por la luz que las inunda. En la obra de Paloma Albarrán no se pinta la forma, ella cubre el lienzo de luces y sombras, más luces que sombras, con ellas genera una acción creativa y las formas aparecen y se manifiestan; emergen, como actores de un escenario, que trasmiten al publico que las contempla, todo un cúmulo de sensaciones.
     La luz y el color son herramientas que utiliza con soltura aunque, a nuestro juicio, debe avanzar más en el estudio de la obra para crear más interdependencia entre las formas, los objetos y las figuras y evitar la falta de relación del conjunto en su integridad. Quizás también ─nos atrevemos a adivinar─ que en la obra de Paloma Albarrán existen algunas añoranzas no asumidas de las maneras representativas clásicas con lo cual se produce una peculiar hibridación entre esas añoranzas representativas y las exigencias de un arte formal volcado en los propios problemas estéticos, color, composición, etc.
     Su pintura ─aunque se trate del “Cristo de los Estudiantes” como en este caso─ está fuera de contenidos doctrinales, su intencionalidad se expresa en el deseo de abarcar la luz y no la forma, de “impresionar” en la forma más pura. Paloma ama el impresionismo, en todos sus trabajos se desenvuelve en él, pero no rehuye, y pone su atenta mirada, en el arte puramente conceptivo.
     Paloma A., probablemente, nos irá sorprendiendo cada vez más con su gran capacidad para observar, analizar y pintar lo que ella “ve” y no lo que cree ─o sabe─ que es, aquello en lo que posa su escrutadora mirada de artista.
Ignacio Pérez Blanquer
Académico de Santa Cecilia



viernes, 21 de agosto de 2020

¿Cuál es el tipo de Enseñanza que nos viene?


     Indudablemente el coronavirus ha trastornado nuestra vida y seguirá generando más estropicios, posiblemente ya nada pueda seguir siendo igual por mucho empeño que le pongamos. Sigo con mucho interés todo lo relativo al comienzo del nuevo curso y el tema de cómo se tienen que educar los niños y jóvenes a partir de ahora; es un asunto de vital importancia. Mis primeras impresiones es que se está intentando crear una coraza protectora, y no cabe duda de que la protección es imprescindible, pero crear la mentalidad de que eso es lo único es un error; no podemos convertir los centros escolares en bunkers, las medidas no pueden ser únicamente de seguridad sabiendo que la seguridad jamás podrá ser del cien por cien. Se debe ir más allá, hay que hacer profundas modificaciones en el sistema.
     Esta mañana releía el estupendo libro de Stefan Zweig titulado "El mundo de ayer" y hay un párrafo en el que me he detenido un rato; es el siguiente: «Porque, si he de ser sincero, toda mi época escolar no fue sino un aburrimiento constante y agotador que aumentaba de año en año debido a mi impaciencia por librarme de aquel fastidio rutinario. No recuerdo haberme sentido "alegre y feliz" en ningún momento de mis años escolares monótonos, despiadados e insípidos que nos amargaron a conciencia la época más libre y hermosa de la vida,...»
     Este pequeño trozo me hizo pensar que si en esta situación se siguen reforzando los tópicos de la enseñanza anterior a la pandemía, no ganaremos nada y no daremos ningún paso adelante. Evidentemente un cambio, de la magnitud que entreveo, debe ser muy complejo, pero hay que empezar creando conciencia de la necesidad de ese profundo cambio. El sistema educativo está sumergido en tradiciones obsoletas que no le permiten reaccionar y adaptarse a la situaciones complejas; la adecuación al confinamiento fue muy deficitaria, dependiendo más de la motivación y el interés del profesorado que de un verdadero plan integral, y lo mismo parece que sucede frente al nuevo curso.
     Sin duda no estábamos preparados para un cambio tan brusco, la enseñanza tiene que mutar, transformarse. Aunque decidir en qué modo y manera y de cómo articularla, sea una cuestión peliaguda.
     Repito, conservar el sistema de enseñanza actual convirtiendo los centros de formación en cajones cerrados y herméticos es una inmensa equivocación, si no queremos que nuestros niños y jóvenes recuerden sus años escolares con el tremendo dolor que lo hacía Stefan Zweig.




Nuevas formas de aprender y enseñar a partir de la pandemia

miércoles, 19 de agosto de 2020

Se fue a Rosenheim


     He estado tres días sin poder hablar con Briseida, en estos tiempos las hojas del almanaque caen muy deprisa, los días vuelan. Probablemente eso tenga alguna relación con la llamada “infobesidad”, ¿no habéis escuchado nunca este término? Según sé, se trata una palabra acuñada en el año 1970 por el escritor, sociólogo y futurólogo Alvin Toffler en su libro “El Shock del Futuro” que se refiere a la situación de poseer ─y tener que digerir─ una enorme cantidad de información para tomar decisiones o, incluso, para estar medianamente informado sobre un cierto tema. La “infobesidad” es un sinónimo de la palabra “infoxicación” que en realidad quiere decir sobrecarga informativa. Seguro que debería investigar más para demostrar esa hipótesis, pero tengo el total convencimiento de la existencia de una estrecha relación entre la percepción del rápido paso de los días y la “infobesidad”.
     Decía esto, entre otras cosas, porque Briseida tiene un potencial enorme para suministrar información. Esta mañana, cuando apenas habíamos cruzado las palabras de saludo, enseguida me dijo:
      ─¿Te acuerdas que en nuestra charla anterior estuvimos hablando del periodista Jon Rappoport?
     ─Claro, desde luego, no he podido olvidarlo ─respondí.
     ─Pues mira te he encontrado un párrafo de él que me parece muy significativo. Te lo leo: “El objetivo primordial del cártel médico-farmacéutico es someter a cada persona de la Tierra a un sistema ininterrumpido, continuo, de diagnóstico y medicación, desde que nace hasta que se entierra. Se trata de convertir a cada persona, en primer lugar, en un paciente médico. Y acondicionar de este modo a cada individuo para que obedezca ordenes”¿Lo captas? ─terminó preguntando.
     Contuve la respiración unos largos segundos y le dije:
     ─No sé... ¿Me quieres decir que él ve vínculos entre esa sumisión y los objetivos de un presunto cártel médico-farmacéutico a nivel planetario?
     ─¡Exactamente! ─exclamó. Ese es el punto central que se oculta detrás de la medicina: la obediencia, la sumisión. ¿Alguna vez te has fijado en lo que nos hacen pensar sobre los médicos desde que somos niños? Nos inducen a creer que los médicos lo saben todo, que no debemos dudar de nada de lo que nos digan ni interrogarnos sobre lo que deciden y hacen.
     Intenté frenarla un poco preguntándole:
     ─¿No es todo eso un poco conspiranoico?
     ─Comprendo que digas eso, ya te comenté el otro día que eso es lo que desean los “globalistas”, marginarnos, considerándonos conspiradores e individuos de alocados criterios. Pero me gustaría que vieses ahora todo lo de pandemia con cierta perspectiva ─añadió Briseida.
     ─¿Sugieres que todo eso está detrás de la pandemia y del coronavirus?
     No contestó directamente pero añadió:
     ─Mira, si de verdad deseamos que la libertad sea una realidad, tenemos que contemplar toda la sociedad con perspectiva y en su conjunto e intentar averiguar cuál es la procedencia de nuestros condicionamientos y restricciones. O dicho de otro modo, debemos conocer en dónde se originan las maniobras de hipnosis con las que nos enredan la mente.
     ─En teoría tienes razón pues ahí es donde los mecanismos de control mental son más intensos, ¿no?
     ─¡Perfecto! ¡Eso es! ─exclamó con su sonrisa perenne.
    Y luego comentó:
     ─Ten muy presente que los médicos son elementos decisivos y esenciales que nos llevarán al Nuevo Mundo, al Nuevo Orden.
     Hizo un movimiento y se salió de la pantalla, regreso en unos segundos y me dijo:
     ─Mañana u otro día seguiremos hablando, ahora debo irme a Rosenheim para unos asuntos. Adiós.
     Ya no pude decirle nada más, me dejó con la palabra la boca y un poco confundido; deberé reflexionar más en todo esto.
     Apagué el ordenador recogiendo papeles y aparatos con lentitud. Me quedé pensando que si se consigue que los individuos sean manejables en un cierto ámbito, esa docilidad puede contagiarse a otras áreas; de tal manera que la gente puede habituarse a una continua obediencia en todo los aspectos de la vida...


jueves, 13 de agosto de 2020

Briseida; el báculo y el camino


     Mi amiga Briseida se debe de levantar muy temprano, esta mañana me llamó unos minutos después de las siete. Aún somnoliento escuché sus disculpas porque ayer se tuvo que marchar con prisas y no pudo seguir charlando conmigo. Le contesté ─como pude─ que el tema que estábamos tratando me parecía apasionante y que estaba deseando seguir hablando de todo eso. Y no sé cómo me salió, pero le pregunté si todavía seguía esquiando. Escuché sus risas y me respondió que ya no estaban sus huesos en condiciones de resistir una caída; que la nieve le encantaba y desde sus ventanas veía las montañas cuando se volvían blancas, pero que ya no esquiaba. Me dijo que algunas veces siente una necesidad perentoria ─e irresistible─ de subir a la montaña y se marcha allá con algunos amigos, pero que ya no se puede poner los esquís.
     Luego comentó que estaba aterrada con lo que sucedía en España, que aquí sólo se hablaba del coronavirus y poco más. Me explicó que había visto algo una televisión y escuchado algunas emisoras de radio y todo era coronavirus. Entonces me preguntó:
     ─¿Tú sabes quién es Jon Rappoport?
     ─¡Ni idea! ─contesté rápido.
     ─Jon Rappoport, es un periodista de investigación norteamericano, fue nominado hace años al premio Pulitzer.
     ─¿Tiene algo que ver con el “globalismo”, el “NOM” y todo eso? ─le pregunté poniendo cara de sorpresa.
     No tardó en su respuesta ni un segundo, diciéndome:
     ─Rappopot ha sido amenazado de muerte en varias ocasiones por sus investigaciones sobre un presunto fraude en la industria farmacéutica norteamericana. Sus dudas comenzaron cuando leyó un trabajo, publicado en el año 2000 en el Boletín de la “American Medical Association por la Dra. Barbara Starfield. El artículo se titulaba: “¿Es la salud de los Estados Unidos realmente la mejor del mundo?”. La doctora Starfield afirmaba que el sistema sanitario de los Estados Unidos mataba a 225.000 personas al año, de las que 106.000 morían por la acción de medicamentos que estaban homologados por la FDA (Food and Drug Administration).
     ─¡Eso es muy fuerte! ─exclamé.
     ─Sí, sin duda ─afirmó Briseida─. Los resultados de las indagaciones de Rappoport, daban que la FDA había aprobado la utilización de medicamentos a las empresas farmacéuticas, sabiendo que eran tóxicos. Es muy relevante el caso de los laboratorios Merck, único fabricante autorizado por la FDA para vender la vacuna contra la parotiditis (paperas) en los EE.UU. En el 2010 dos virólogos que habían trabajado para los laboratorios de Merk presentaron una demanda contra empresa.
     ─¿Entonces falseaban datos para que pareciese eficaz su vacuna contra la parotiditis?
     ─Sí, eso mismo. Las ventas totales de ese medicamentos supusieron más de 27.000 millones de dólares de beneficios. Ten en cuenta que esa vacuna fue aprobada hace casi 60 años.
     ─Bueno, ¿y eso que tiene qué ver con el “globalismo”?
     Briseida sonrió con la certeza de que me estaba sorprendiendo mucho con sus planteamientos:
     ─Mira, desde la visión “globalista”, esto tiene un significado claro: para que estas maniobras malvadas salgan adelante, la población de un país, o la del mundo, debe ser sometida a un estado incondicional de obediencia. Jon Rappoport está seguro de que hay lazos de unión entre esta obediencia sumisa y los objetivos generales de la Agenda Globalista en conexión con una especie de mafia, un cártel, médico-farmacéutico a nivel mundial. ¿Tan difícil lo ves?
     ─No lo veo difícil, creo que es así. Pero es duro ver la realidad. Te contaré una pequeña historia. Yo tenía un colega y amigo ─un tipo tremendamente racional y lógico─ que había visto levitar a una persona varias veces. Él juraba y perjuraba que era verdad, que había visto al individuo levitar y estaba totalmente convencido de ello. Entonces le pregunté, “¿esto no cambia en nada tus creencias?” Y él me contestó: “Prefiero no creer en lo que, sin ninguna duda, he visto. Así no tengo que replantearme mis creencias y cambiar mi vida”. ¿No nos pasa un poco eso a todos?
     Mi amiga se quedó pensativa sin perder la sonrisa. Luego añadió:
     ─Sí, sin duda. Es muy difícil agarrar el báculo y lanzarse al camino...


miércoles, 12 de agosto de 2020

Mi amiga Briseida y la Agenda Globalista


     Hace mucho tiempo que no tenía una conversación con mi amiga Briseida y no la veo desde hace unos doce años aproximadamente. Ella es española, de Valencia concretamente, aunque vive en un lugar precioso de Alemania desde tiempo inmemorial, el pueblo se llama Aschau im Chiemgau, aunque todo el mundo lo conoce por Aschau, está en Baviera, cerca de los Alpes. No sé por qué motivo los padres le pusieron de nombre Briseida, que en alemán es Briseis. Parece que este extraño nombre viene de la mitología griega.
     Si tuviese que definir a mi amiga con una sola palabra, diría que es “dulce” y añadiría que en su cara siempre tiene posada una sonrisa. Estudió sociología, aunque creo que no trabajó nunca de socióloga y se dedicó, durante gran parte de su vida, al periodismo. Ahora cuida con mimo especial las flores de su jardín, lee con unas gafas pequeñas de vista cansada y pertenece a un sin fin de asociaciones a las que los alemanes son tan aficionados; incluso está en una que a mí me hace mucha gracia: “Asociación de hablantes de español”. Imagino que en ese grupo ella será la número uno, pues su español es tan brillante y rico que podrá ayudar a los demás eficazmente.
     Lo que yo no sabía era que en los últimos años se ha convertido en una estudiosa del “Globalismo” y de todo lo relativo al denominado “Nuevo Orden Mundial” (NOM). Y sé que también escribe y da charlas sobre asuntos relacionados con todo eso.
     Hoy hemos retomado una comunicación perdida durante varios años y nos hemos prometido ─con firmeza─ no volver a cortarla. Hemos charlado y contado nuestras peripecias, le he hablado (¡Cómo no!) de mis nietos y me ha invitado a ir a pasar unos días a Aschau. Le he dicho que no tengo valentía para enfrentarme a esos viajes y ella me ha comentado que le pasa igual y que piensa que jamás volverá a ver España.
     Después le he sacado el tema que le gusta preguntándole:
     ─¿Eso del “globalismo” y el “NOM” no es una de las llamadas teorías conspirativas o conspiranoicas?
     Contestó con rapidez:
     ─Existe un gran interés en situarlo como una teoría conspiratoria y se gasta mucha energía y mucho dinero, muchísimo, en desacreditar a los que creemos que se está gestando un nuevo orden mundial de espaldas a la ciudadanía. Creo que cada día hay más gente concienciada de la realidad de la Agenda Globalista, que entiende que un pequeño grupo de personas con una enorme cantidad de poder y de dinero está actuando a lo largo y ancho del planeta para implantar un único estado de control.
     Escuché con mucha atención a través de la pantalla del ordenador y le dije:
     ─Realmente con tantas guerras contra el terrorismo, con los desastres climáticos que nos asolan, con los estados de alarma, con las pandemias y tanta desolación sobre el futuro de la economía, no es de extrañar que se piense en alguna mano oculta detrás de todo. Me pregunto cómo lo harán, suponiendo que esa mano, o esas manos existan.
     No lo pensó mucho y añadió:
     ─Los métodos herramientas de las que se valen son múltiples, y van desde sus formas más conocidas y sin disfraz oficial, como la ONU, la OMS, y el FMI, a las instituciones más misteriosas y ocultas como el Club Bilderberg, el Club de Roma o el CFR (Council on Foreign Relations). Y, por supuesto, casi todas las fundaciones de algunos de estos multimillonarios que están detrás de la Agenda Globalista. ¿No te suenan fundaciones como el Instituto Tavistock o la Open Society?
     ─¿La de George Soros?
     ─Exacto, la de Soros.
     No pudo seguir hablándome, Briseida se tenía que marchar y me dejó un tanto atónito, prometiéndome que mañana seguiremos hablando de todo esto.
     Le dejé una pregunta en el aire:
     ─¿El Instituto Tavistock?


martes, 11 de agosto de 2020

Kimura en Manila


     Esta mañana me explicó Kimura, que está ─de paso─ en Manila, que ha dado unos buenos paseos para conocer algo la ciudad y los alrededores. Dijo que tenía interés de ver algo de los vestigios españoles que quedaban por allí, se informó al respecto en el hotel donde se hospeda. Le indicaron que fuese a la orilla sur del río Pásig en donde se encuentra la ciudad colonial, Intramuros, fundada en 1571 y que contiene todavía ejemplos curiosos de la arquitectura española del siglo XVII, junto a una muralla que la rodea cuya construcción se inició en 1590. De todas formas va a estar allí muy poco tiempo, dice que hace demasiado calor y abundante lluvia en agosto. De todos modos reconoce que para él Manila no es una ciudad incómoda; me decía ─entre risas─ que una población de poco más de millón y medio de habitantes es algo perfectamente soportable.
     También mencionó que ha visto bastante televisión (por las lluvias excesivas) aunque sin entender muy bien lo que decían los programas y noticiarios. A él le fascina analizar el lenguaje corporal de la gente y, sobre todo, el de los políticos, dice que todos los políticos aparentan creer en algo en lo que de verdad no creen, o simular ser un tipo de personas que en realidad no son.
     Comentó que antes de la existencia de la radio, la mayor parte de la comunicación era por escrito y así los políticos que no eran buenos oradores ─o que simplemente eran feos─ podían tener éxito si insistían lo suficiente y escribían textos convincentes. La época de la radio permitió la celebridad de gente con un gran dominio de la palabra, como Sir Winston Churchill, que hablaba formidablemente bien, aunque que ─quizás─ no hubiese tenido gran éxito en este mundo tan visual de ahora.
     Le dije que a mí me parecía que los políticos actuales están convencidos de que la política consiste en la imagen y el aspecto, y que, seguro, que los políticos de más alto nivel tienen a su disposición asesores personales del lenguaje de los gestos que y eso les permite hacer creer que son personas sinceras, preocupadas por los demás y honestas, especialmente cuando no lo son.
     En fin... Lo sabemos. Los políticos emplean mucho tiempo simulando, ocultando, evitando, mintiendo, falseando y usando toda clase de pantallas de humo para conseguir sus metas.