Hoy
me decía Briseida que esto va a marchas forzadas, que el coronavirus
lo está acelerando todo y nos van a llegar novedades insospechadas.
Continuó comentando cuestiones sobre las próximas vacunas y las
posibilidades de que llevasen un microchip añadido y que estábamos
a un corto paso de que la gente aceptará este mecanismo de control
insertado bajo su piel. Alarmado le pregunté:
─¿Tú
crees que de verdad llegaremos a eso?
─No
abundan las informaciones de cómo están los avances última hora en
este asunto, pero pienso que es cuestión de poco tiempo de que
convenzan a media humanidad, de la conveniencia y necesidad, de
implantarse un chip, o varios, para seguir sobreviviendo, y no pienso
que haya un levantamiento mundial contra estas intenciones del mando
“globalista”. Imagino que tú sabrás más que yo de lo que
pueden hacer estos aparatitos debajo de nuestro pellejo, ¿no?
─No
creas, estoy un poco parado en los tiempos del “VeriChip” ─le
respondí.
─Sí,
en teoría ese fue el comienzo ─apostilló Briseida.
Continué
recordando:
─Si
mi memoria no me engaña el “VeriChip” fue el pionero de los
implantes electrónicos en humanos que fue aprobado por la “Food and Drug Administration” de los Estados Unidos, creo que en el año
2004. Ya ha llovido mucho desde entonces y la tecnología no ha
dejado de avanzar, imagino que la versión del “VeriChip” actual
será un dispositivo de alta sofisticación. En realidad aquel
“VeriChip” era algo que ahora puede resultar casi infantil, un
pequeño dispositivo que podía contener informaciones relativas a su
portador humano, que le habían sido previamente grabadas. Esta
información podía recuperarse por un sistema de identificación por
radiofrecuencia (RFID).
─Ese
era igual que el que ahora se les pone a los perros y a los gatos,
¿no? ─preguntó mi amiga.
─Sí,
casi exactamente igual, el que se le pone a los animales ahora es más
pequeño que el “VeriChip” original que medía un poco más de 15
mm y dos o tres milímetros de grosor. Y del mismo modo cuando se
detecta la frecuencia con la que emite su radiofrecuencia respondía
dando un número de 16 dígitos que podía ser interpretado y
vinculado a la información existente en la base de datos de un
ordenador, ¿me explico?
─Más
o menos, entiendo. Lo que tenía era una clave que después se metía
en un ordenador y nos mostraba lo que el ordenador almacenaba
respecto del poseedor de esa clave.
─Pues
sí, así es. Lo has comprendido perfectamente ─le dije sonriendo.
Continué
diciéndole:
─La
tecnología simple RFID fue sustituida por la conocida por el
acrónimo NFC (“Near Field Communication”). Verás, se trata del
mismo componente que encontramos en las tarjetas “contactless”,
los teléfonos inteligentes, y en las pulseras de acceso a
determinados sitios. Actualmente, hay varios modelos en el mercado,
entre los que la única diferencia es el tamaño, por tanto la
capacidad de almacenaje, y la dificultad de la operación quirúrgica
para implantarlo.
─¿Y
tienen alguna utilidad práctica? ─preguntó escéptica.
─Creo
que no es mucha porque no hay demasiados servicios que permitan su
uso, hay lugares en donde se pueden utilizar para acceder al
transporte público, al lugar de trabajo o para abrir cerraduras
electrónicas compatibles con el dispositivo. Probablemente de aquí
a unos años haya muchas novedades en todo esto.
Briseida
se paró un momento a pensar, y después de unos segundos de
reflexión añadió:
─Pero
esto que me dices, es la superficie, la espuma de la cerveza, ¿y lo
que hay debajo?
─Sí,
desde luego, esto es lo que sabemos que es muy poco, cabe pensar que
en todo el mundo habrá laboratorios y centros muy bien
subvencionados, con enormes recursos, que estarán muy avanzados en
estos temas. Incluso llego a pensar que esto de las tecnologías RFID
y NFC es un juego de niños.
Hoy ha salido este artículo en El Confidencial con una noticia relacionada con este escrito: Invento para unir la mente a un ordenador mediante bluetooth.
ResponderEliminarElon Musk acaba de presentar una copia operativa del chip de Neuralink. Un dispositivo similar a una "Fitbit cerebral", según el propio empresario, que unirá tu mente a tu móvil o PC.
En el vídeo de YouTube Elon Musk está presentando los avances del “NeuraLink”. Cada beep en el video es una señal que recoge un sensor implantado en el cerdito cada vez que toca algo con la nariz. Lo que se aproxima para las personas con alguna amputacion es increíble.
ResponderEliminarhttps://youtu.be/DVvmgjBL74w