Esta
mañana me explicó Kimura, que está ─de paso─ en Manila, que ha
dado unos buenos paseos para conocer algo la ciudad y los
alrededores. Dijo que tenía interés de ver algo de los vestigios
españoles que quedaban por allí, se informó al respecto en el hotel
donde se hospeda. Le indicaron que fuese a la orilla sur del río
Pásig en donde se encuentra la ciudad colonial, Intramuros, fundada
en 1571 y que contiene todavía ejemplos curiosos de la arquitectura
española del siglo XVII, junto a una muralla que la rodea cuya
construcción se inició en 1590. De todas formas va a estar allí
muy poco tiempo, dice que hace demasiado calor y abundante lluvia en
agosto. De todos modos reconoce que para él Manila no es una ciudad
incómoda; me decía ─entre risas─ que una población de poco más
de millón y medio de habitantes es algo perfectamente soportable.
También
mencionó que ha visto bastante televisión (por las lluvias
excesivas) aunque sin entender muy bien lo que decían los programas
y noticiarios. A él le fascina analizar el lenguaje corporal de la
gente y, sobre todo, el de los políticos, dice que todos los
políticos aparentan creer en algo en lo que de verdad no creen, o
simular ser un tipo de personas que en realidad no son.
Comentó
que antes de la existencia de la radio, la mayor parte de la
comunicación era por escrito y así los políticos que no eran
buenos oradores ─o que simplemente eran feos─ podían tener éxito
si insistían lo suficiente y escribían textos convincentes. La
época de la radio permitió la celebridad de gente con un gran
dominio de la palabra, como Sir Winston Churchill, que hablaba
formidablemente bien, aunque que ─quizás─ no hubiese tenido gran
éxito en este mundo tan visual de ahora.
Le
dije que a mí me parecía que los políticos actuales están
convencidos de que la política consiste en la imagen y el aspecto, y
que, seguro, que los políticos de más alto nivel tienen a su
disposición asesores personales del lenguaje de los gestos que y eso
les permite hacer creer que son personas sinceras, preocupadas por
los demás y honestas, especialmente cuando no lo son.
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