miércoles, 11 de agosto de 2021

La regla de tres

      Ayer di un respingo cuando escuché la voz de mi nieto Carlos al teléfono, no lo esperaba, pues había hablado con él hacía menos de una hora.

      ─¿Qué te pasa? ─le dije.

      ─Abuelo, estaba viendo la tele y han dicho que van a quitar la regla de tres. Anoche lo escuché también. Y los números romanos también, pero yo ya me los sé. Le he preguntado a mamá, pero está ocupada y que mejor te llame a ti.

      Vi que se había perdido un poco y traté de ayudarle:

      ─¿Qué me querías preguntar?

      ─Pues eso... la regla del tres ─respondió con lentitud.

      ─La regla de tres, no “del tres” ─le corregí.

      ─Eso, la de tres, ¿la sabes?

      Sonreí y le comenté:

      Sí, claro, pero nunca me ha gustado eso de la “regla de tres”. Se trata de un truco, de una expresión estilo coloquial para definir la existencia de una proporción. ¿Lo entiendes?

      ─No, no lo entiendo abuelo. Nada.

      ─Mira. Por ejemplo, una proporción se puede plantear así; escucha bien: “Tres manzanas cuestan 5 €. ¿Vale? Y desde aquí podemos preguntarnos: “¿Cuánto nos cuestan veinte manzanas?”

      Saltó diciendo:

      ─Abuelo, espérate que lo apunte en un papel. Eso lo sé hacer yo.

      ─Un momento, aguarda un instante. Conéctate conmigo con el “Google Meet” y así te lo explico mejor, lo verás bien. Lo abro yo y te envío el enlace.

      En un par de minutos pude ver su cara en el móvil y le dije:

      ─Aquí tienes ─Enfoqué el teléfono al 'posit' que le acababa de hacer.

      Me contestó en segundos:

      ─Lo entiendo perfectamente. Eso es una “regla de tres”. Ahora hay que calcular la “x”, ¿no?

      Puso cara de suficiencia, doblando el labio de un modo característico en él y añadió:

      ─Es fácil.

      Satisfecho, le ratifiqué:

      ─Sí es fácil; el valor de “x” lo encontraremos multiplicando 5 por 20 y el resultado lo dividimos por 3. Mira.

      Le mostré la siguiente ilustración:


      ─¡Qué bueno! ¡Qué sencillo! ─exclamó alegremente.

      Pasados unos instantes volvió a la carga:

      ─Abuelo, ¿por qué dijiste antes que no te gustaba esto de la “regla de tres”?

      ─No lo entenderás si te lo digo ─respondí.

      ─Sí, dímelo ─dijo rotundo.

      Ante su insistencia traté de explicarme.

      ─Mira, la regla de tres no es más que un truco como antes te dije, que esconde el verdadero sentido del problema. Y el verdadero sentido del problema es el establecimiento de una proporción que es la siguiente:


      ─¿Comprendes ahora?

      ─No, no lo comprendo, pero después te mando el resultado de la “x” por un WhatsApp, ¡adiós!

      Y ya cortó...

4 comentarios:

  1. O sea, ¿entiendo que la regla de tres se debe estudiar dentro de las proporciones y olvidar el "truco"?
    Me ha divertido mucho tu artículo en colaboración con tu nieto Carlos.
    Un abrazo.

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  2. Me ha gustado mucho. Todos deberíamos practicar matemáticas. No son nada odiosas si se explican adecuadamente. Además ya lo dijo Galileo. Dios creó el mundo con las matemáticas.

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  3. Matemáticas, el lenguaje que Dios usó para escribir y hacer el mundo.

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  4. Sempre rende conversas muito interessantes,entre vc e seus netos, eu sempre fico maravilhada com isso, são abençoados com um avô professor, regra de três e equações sempre foram meu ponto forte , amo a matemática.

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