Pegué mi rostro contra el cristal de la ventana, aplasté la nariz hasta notar el frío del vidrio en las mejillas. Llovía un poco, como suele hacerlo aquí; unas gotas, después otras gotas, encharcando lentamente todo el suelo. Una persona perdida bajo un paraguas de color naranja y otras dos cubiertas con el clásico paraguas negro, luego un joven corriendo a cabeza descubierta. Y nada más; es como un telón que se levanta un momento y vuelve a caer. Dos coches de color oscuro que ensombrecen aún más la calle. Las palmeras oscilaban unos cuantos grados...
Pensé que los hombres hemos perdido la conexión con la naturaleza, con nuestra propia naturaleza, con esa profundidad interior que podemos encontrar, a veces, pegando la cara al cristal de una ventana. Quizás padecemos alguna nueva enfermedad, algo así como un padecimiento que podríamos denominar el 'mal del estilo de vida', llevamos un ritmo de vida demasiado presuroso, de vértigo, mucha contaminación, alimentación desequilibrada, locos por llevar a extremos valores sin valor, de sólo apariencia. Somos humanos enfermos de una humanidad doliente. A través del cristal veo que no puedo creer en la nada, en la «existencia» sin «sentido», en el vacío absoluto; es superior a mis fuerzas.
Me vino a la cabeza que cada día parece más evidente que la ciencia no se encuentra en posición de ofrecer una real y verdadera imagen de la realidad, es como si cada vez fuese más consciente de sus propios límites. Los resultados de la ciencia son tan extensos y variopintos en inimaginables aspectos, que ya no hay cerebro humano capaz de abarcarlo y comprenderlo todo. Nos hemos topado con que la realidad del ser humano, y la de todo el universo, parecen enormemente más complejas y misteriosas de lo que ─hasta ahora─ se habían imaginado las teorías científicas. Sí, es cierto que el hombre es ─y sigue siendo─ un impertérrito buscador, pero da la impresión que ya no se arriesga a ir mucho más allá; o no puede.
La ciencia no nos da las respuestas que deseamos para nuestras preguntas, pero quizás no se trata de saber un montón de cosas, a lo mejor únicamente se trata de comprensión, ¿no? Cada día me parece más difícil aceptar que la realidad será completamente comprendida cuando la ciencia la describa, la compruebe y la detalle. Posiblemente la realidad mucho más, ¿abarca lo invisible?...
Separé de nuevo la nariz del cristal, se me había quedado fría. No se veía a nadie en la calle y la lluvia era triste y gris.
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