Esta mañana tuve ocasión de charlar un rato con Kimura. Por supuesto que uno de los asuntos fue la incidencia del coronavirus en nuestros respectivos países. Allí las cifras son envidiables, si se puede decir así. Han tenido, en total, unos 440.000 casos con un numero de fallecidos que ronda los 8.300 muertos a fecha de hoy, cifra muy baja a tenor de que Japón tiene unos 127 millones de habitantes. Me dijo Kimura que, sin embargo, los japoneses vacunados aún son muy pocos, por debajo de los 48.000. Le comenté que aquello es otro mundo con respecto a las cifras que aquí manejamos.
Después estuvimos hablando de mi escrito de ayer en el 'blog' sobre los mayores y las facultades que se dilapidan por no existir un proyecto inteligente y para aprovechar toda esa capacidad y talento (“Mayores en Internet: un potencial”).
Mi amigo Kimura dijo:
─Es cierto, hace falta un despliegue mayor de esfuerzos por parte de los gobiernos y de fuerzas sociales. Felizmente, en mi país, cada vez más se ponen en marcha nuevos proyectos para estimular la actividad de los mayores. Los objetivos son los de mantener una buena salud, llegar a altos niveles de bienestar y acrecentar las relaciones sociales que les permitan superar los problemas de la soledad no deseada. Pero todavía hay carencias que el sistema no logra superar.
Como no contesté inmediatamente, él añadió:
─No sé cómo lleváis en España esta cuestión.
Torcí un poco el labio tratando de lanzar algo como una especie de sonrisa que no logré emitir y le comenté:
─Bueno, aquí cualquier cosa debe pasar por una agotadora fase previa de charlatanería, de comisiones poco operativas que discuten y cobran dietas, pero un horizonte a corto plazo que contemple estas cosas no veo.
─Sí, ya sé que vuestra situación es bastante diferente, además hay aspectos culturales que nos diferencian mucho. La figura de la persona mayor, en general, no tiene el mismo peso en Oriente que en vuestro Occidente...
Se quedó un poco en silencio y tomó de nuevo la palabra para decir con deje nostálgico:
─Aunque en esto también vamos cambiando.
Intervine para comentar:
─En España, todavía estamos lejos de entrar en la consideración de lo que se ha dado en llamar “vejez productiva”. En la crisis que ya llevamos arrastrando unos años, ha forzado que muchos jubilados hayan tenido que acoger y mantener en sus casas a la familia de alguno de sus hijos contando con el único recurso de la jubilación y siendo esta jubilación bastante escasa con frecuencia. Hay también muchos que se ocupan del cuidado de sus nietos mientras los padres de éstos trabajan. Los hay también que dan su apoyo colaborando a cuidar a algún familiar enfermo dependiente.
─En Japón ─dijo Kimura─ hay también personas jubiladas que realizan un trabajo de apoyo social no remunerado, acompañando o asistiendo a personas que viven solas, ayudando en comedores sociales, o colaborando con algunas ONG's en diversas actividades. ¡Ah! Ese concepto que has citado de “vejez productiva” es muy interesante.
─Sí, pienso que por ahí deben de ir los tiros. Opino que las estructuras deberán tornarse más flexibles, más moldeables, para que puedan permitir a las personas manejar los diferentes tiempos: de aprendizaje, de trabajo, de ocio y de desarrollo de los valores humanos, a lo largo de todo su ciclo vital.
Kimura se despidió de mí diciéndome:
─Tenemos que seguir hablando de esto, me parece que es un vagón que tenemos que empujar. Hoy día las personas estamos cambiado más rápidamente que las estructuras, ¿no?
Me quedé con la cabeza impregnada de eso de la “vejez productiva”...
He pensado, después de nuestra conversación, que el concepto de "vejez productiva" se vincula a valores económicos o a economía en general, y que como se habla de personas mayores, quizás el concepto no sea de gran utilidad. Incluso el concepto asociado de «productividad» puede es impreciso hoy día, puesto que se relaciona más con la tecnología que con la mano de obra. Seguiremos hablando. Un abrazo.
ResponderEliminarMe quedo con la frase del cartel, una persona no envejece cuando le salen arrugas, envejece cuando pierden, o le roban las ilusiones, y la esperanza.
ResponderEliminarNo sabemos valorar la experiencia que da la vida.