Es mejor escucharle
un poco a pesar de las lógicas deficiencias técnicas de una grabación bastante
antigua, pero con mucho sabor.
Una rica señora
invitó al insigne pianista Ignacy Jan Paderewski (1860-1941), para que diese un
concierto privado en su residencia, a la cual había invitado un número reducido
de sus amistades.
El gran artista
polaco interpretó varias selecciones de los grandes maestros de una manera
admirable todas ellas, pero hubo una que fue la que más poderosamente llamó la
atención de la anfitriona. La señora preguntó a Paderewski:
—¡Qué hermosa pieza!
¿Quién la compuso?
—Beethoven —respondió
el artista.
—¡Ah, sí, es verdad!
—murmuró la señora— y él, ¿aún compone? —se aventuró a preguntar la dama,
poniendo en evidencia sus escasos conocimientos musicales.
—No —le contestó
Paderewski, molesto por la ignorancia de la dama—. Ahora él está descompuesto.
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