Esto decía Ricardo Piglia (un excelente especialista en Jorge Luis Borges) sobre lo que era su idea de escribir cartas. “Escribir una carta es enviar un mensaje al futuro; hablar desde el presente con un destinatario que no está ahí, del que no se sabe cómo ha de estar (con qué ánimo, con quién) mientras le escribimos y, sobre todo, después: al leernos. La correspondencia es la forma utópica de la conversación porque anula el presente y hace del futuro el único...”
Ayer ─día de mi cumpleaños como muchos sabéis─ recibí una enorme cantidad de mensajes cariñosos de felicitación, me llegaron por todas partes, por WhatsApp, por Instagram por e-mail, por Facebook, por Messenger... Creo que nunca he recibido tantos. Realmente fue un disloque y me gustaría disponer de mucho tiempo para ir contestando a todos. Podría hacer muchas reseñas de ellos, desde los más escuetos hasta los más extensos, pero hay uno que me impresionó (e, incluso, me emocionó) en él, una persona me dice cosas que agradezco con toda el alma y que hacen que el día de hoy sea para mí mucho más colorido y venturoso.
A lo largo de mis años de profesión y dedicación he contribuido a cambiar algo de la vida de algunas personas. A veces esos cambios han sido grandes, los que considero que han sido mis triunfos, las más de las veces ─en otras ocasiones─ he conseguido pequeños cambios en personas que han sido, por fortuna, decisivos para ellos. Cierto también que ha habido fracasos, normal, pero esos no voy a computarlos aquí hoy, no es el momento ni el día.
Posiblemente ese sea el mejor legado que dejaré de mi existencia y paso por este mundo. Y aunque muchas personas me han reconocido lo hecho por ellas en estos aspectos, nadie como en ese e-mail ─que he citado antes─ lo ha expresado de una manera tan gratificante para mí; el equipararme ─o interpretarlo─ como que he sido un mensajero de un Poder Superior me sitúa en un plano tan impensable que incluso mi ego se resiente.
Todo es recíproco en esta vida, se da y se recibe siempre, también yo he de sumar a mi vida todo lo que me han aportado mis amigos de todos los lugares del planeta, en mi humanidad, en la capacidad de comprender, en sentido de la compasión, en disciplina, en mis percepciones, en incrementar la paciencia, en mis conocimientos y en muchas otras cosas. Siempre ─todos─ habéis sido para mí un gran descubrimiento y habéis logrado enriquecerme en múltiples y variados aspectos.
Vosotros también sois un milagro de esos que han aparecido siempre en mi vida.
Un gran abrazo.