
Hay veces en las que ejecutamos acciones de modo automático y que no responden a un pensamiento anterior. Por ejemplo, esta mañana metí en mi bolsillo una pequeña grabadora que suelo utilizar como agenda o para almacenar algunas cosas en mi memoria a base de la repetición de audios; no la utilizo muy a menudo, pero esta mañana me fui con ella (con la grabadora, quiero decir) a desayunar a una cafetería cercana. El mostrador tiene forma de “L” y me encanta ponerme en el vértice, allí también se toman el desayuno una pareja joven y simpática que trabajan en una oficina de por allí cerca. Los conozco de frecuentar esa cafetería, les gusta también sentarse en el mismo sitio de la “L”. Suelo pasármelo muy bien escuchando sus disparatados diálogos, el de hoy lo grabé de modo improcedente, sin pedirles permiso. Les mando desde aquí mis disculpas y espero que no se molesten.
Laura, que así se llama ella, es una ferviente creyente del zodiaco y los horóscopos, y Carlos, un escéptico total.
Así fue la conversación:
Laura: No te puedes creer lo que me pasó esta mañana. Fui a comprar el pan y, justo, cuando me puse en la cola, una mujer se me coló por la cara. Inmediatamente supe que era del signo Aries.
Carlos: ¿Y cómo lo supiste? ¿La mujer iba con un cartel que decía "Hola, soy una Aries y me cuelo en todas las filas"?
Laura: No, Carlos. Lo supe porque los Aries son impulsivos, temperamentales, competitivos, y no pueden evitar adelantarse. Es básico.
Carlos: Claro, claro. ¿Y no puede ser que simplemente se tratase de una tipa maleducada?
Laura: Mira, no puedes negar que los signos influyen en nuestra personalidad. No es casualidad que los Leo sean líderes natos y orgullosos, o que los Virgo sean maniáticos del orden y reservados.
Carlos: Laura, ¿no crees que es un poco absurdo pensar que la posición de los planetas al nacer determina si alguien es un desastre respecto al orden de su habitación o su despacho?
Laura: No es absurdo, es ciencia. La energía de los astros nos afecta.
Carlos: ¡Qué ciencia ni que gaitas! Entonces explícame por qué millones de personas nacidas el mismo día no tienen exactamente la misma personalidad y el mismo comportamiento.
Laura: Porque también influye el ascendente, la Luna, los tránsitos... Es un sistema muy complejo. Ahí las cosas no son blanco o negro, Carlos.
Carlos: Lo que es complejo es entender cómo alguien con tus estudios y tu cultura crea en todo eso.
Laura: ¡Ay, claro! Ahora vas a hacerte el intelectual. Seguro que eres Escorpio. Los Escorpio son gente que siempre quiere tener la razón.
Carlos: Pues no, no soy Escorpio, te equivocas.
Laura: Entonces debes ser Capricornio. Los Capricornio son inteligentes y pragmáticos, pero tercos como mulas.
Carlos: Tampoco soy Capricornio. No das ni una.
Laura: ¿Lo ves? Esa es la típica respuesta evasiva que indica claramente que eres un Acuario.
Carlos: De nuevo has errado, soy Sagitario.
Laura: ¡Lo sabía! ¡Lo sabía! ¡Los Sagitario son impulsivos y siempre quieren desafiar las creencias establecidas!
Carlos: ¿Y qué pasa si te hubiera dicho que soy Piscis?
Laura: Pues que los Piscis son impredecibles, cambiantes, así que cuadra igual.
Carlos: Mira, me rindo; no puedo con tu fanatismo.
Laura: ¿Ves? Esa actitud te describe totalmente, al 100%, eres un sagitariano irredento.
Carlos simuló darse topetazos en la frente contra el borde del mostrador.
Ella se terminó de beber el café tranquilamente.
Me marché del bar y dejé una buena propina.

Jajajaja Jajajaja Jajajaja... cómo me he reído. Me recordó esa escena de los hermanos Marx que dice uno " si no le gustan mis principios, tengo otros" así hasta ajustar el zodiaco Jajajaja Jajajaja Jajajaja
ResponderEliminarMuy bueno el relato del Zodíaco! A mí pretendieron encasillarme por ser Leo...
ResponderEliminarBuenas tarde. Me ha flipado el artículo de hoy es súper divertido 👌
ResponderEliminarMuy bueno y muy descriptivo !!! 😄😂🤣
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