viernes, 28 de marzo de 2025

Selena y El Ermitaño



      Selena viene a veces con alto voltaje, desplegando una enorme energía. Hoy venía con prisa. En un instante, sacó del bolsito azul y dorado una baraja distinta: un Tarot de Marsella. Barajó no más de cinco segundos, hizo con ellas un abanico y, de manera un tanto conminatoria, dijo:

      —¡Elige la que tú quieras!

      Obedecí rápido y destruí el abanico por la parte central. Inmediatamente le mostré la carta.

      —¡Lo presentía, lo sabía! ¡"El Ermitaño"!

      Yo miraba a Selena sin saber qué decir. Ella prosiguió:

      —Cuando subía las escaleras, me vino a la cabeza, no sé el porqué, esta carta. Ahora ya lo veo.

      La miré un poco sorprendido y le dije:

      —A ver... ¿qué tienes tú contra el pobre ermitaño?

      —¿Yo? Nada. Pero es una carta llena de simbolismo y con múltiples interpretaciones. Su significado siempre depende del contexto y de la intuición con la que se lea.

      —Bueno, dime algo de lo que dice el monje —comenté para que no se dispersara.

      —A veces, "El Ermitaño" señala un período necesario de descanso y recarga energética, ya sabes: cargar las pilas. Después de un tiempo de intensa actividad o interacción social, retirarse puede ser esencial para recuperar el equilibrio y la perspectiva. No se trata de desconectar del mundo para siempre, sino de tomar un respiro para alimentar el espíritu antes de volver a la lucha.

      —¿Nada más?

      —Hay mucho más. En un mundo que empuja hacia la conformidad, "El Ermitaño" reivindica la autenticidad. Su retiro es una elección para alinear sus valores sin la influencia de los demás. Es una carta que puede aparecer cuando necesitas reafirmarte y tomar decisiones desde tu verdadera esencia. No es una soledad impuesta por la tristeza o el miedo, sino un retiro estratégico para escuchar la voz interior que a menudo se ahoga en el ruido del mundo.

      Hizo una pausa y continuó:

      —Piensa en esto: tienes dentro de ti una silenciosa biblioteca, llena de experiencias y aprendizajes. "El Ermitaño" te invita a entrar en ella.

      —¿Y el farolito que lleva?, ¿qué quiere decir?

      —Ilumina su propio camino, pero también representa la claridad mental y espiritual que se alcanza a través de la introspección. A veces guía a otros, pero su principal objetivo es encontrar su propia verdad. En momentos de confusión o decisiones difíciles, la carta nos recuerda que la respuesta está en nuestro interior.

      —¿No da la impresión de estar cansado?

      —Quizá, pero no porque esté perdido. Ha recorrido un largo camino y ha acumulado experiencia. Su aparente cansancio es más bien la señal de una reflexión profunda sobre lo aprendido. Puede ser el maestro silencioso que enseña con el ejemplo.

      Ya se había puesto de pie para irse y añadió:

      —Concluyo. "El Ermitaño" no representa un aislamiento negativo, sino la búsqueda consciente de sabiduría. Es una invitación a mirar hacia adentro, a encontrar la verdad propia sin miedo a la soledad.

      Sonrió y, con su energía habitual, dijo mientras se alejaba:

      —Bueno, me voy. Espero haberte iluminado un poco. ¡Mañana nos vemos!

 

3 comentarios:

  1. Hay una frase de Alejandro Jodorowsky que siempre tengo muy presente y dice: "El fracaso no significa nada, solo significa cambiar de ruta".
    Me encantan los tres escritos que hablan de tu amiga Selena, son como a mi medida. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Querido amigo; la verdad es que nuestra propia verdad siempre nos acompaña, pero nos resulta difícil encontrarla separándola adecuada y convenientemente de nuestros propios pensamientos.
    Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Pues me gusta la figura de El Ermitaño con toda ésa carga simbólica de sabiduría, introspección y búsqueda de las propia verdad... Retirarte un tiempo del ruido del mundo que te impide adentrarte en el silencio.

    ResponderEliminar