A mi amigo Kimura no le gusta mucho la playa, le
tiene un cierto miedo al mar y dice que el horizonte marino le provoca algo de
angustia. Por el contrario ama el bosque, los árboles, los terrenos ondulados.
Ayer me decía:
─Es lo que siento, pero no le doy más importancia
ni busco, a todo eso, explicaciones. Intento escuchar mis emociones, nada más.
Creo que con estas cosas me provoca y espera
que yo le siga el juego y discutamos, así que le contesté preguntando:
─¿No buscas explicaciones? Te considero una persona
que siempre busca las razones, que trata de racionalizar todo lo que
hace o lo que te ocurre. Vamos, un verdadero filósofo.
Se quitó las gafas, y cerró los ojos con
fuerza esbozando una fea y rara sonrisa. Sin ponerse los lentes explicó:
─Debes tener en cuenta que cuando tú hablas
de filosofía y filósofos estás expresando dos ideas que son, cuando menos,
bastante distintas de las mías. Nosotros, Oriente y Occidente, hemos estado muy
distantes durante milenios y nuestras culturas han construido y desarrollado
cosmovisiones diferentes en casi todos los aspectos de la vida. Aunque también
pienso que la conexión entre las diferencias, o los diferentes, puede ser muy
enriquecedora.
─Es verdad ─le contesté─ tenemos ideas diferentes que van desde la
estética a la filosofía, pasando por la ética del trabajo o por la relación del ser
humano con su entorno. Tenemos unas mentalidades con sistema de
valores distintos, y sobre estos valores están construidas nuestras sociedades, eso nos hace tan diferentes.
Asintió moviendo la cabeza y después añadió:
─No obstante, unos y otros, siempre estamos
buscando explicaciones y nos contamos cuentos a nosotros mismos, u a otros, que
parecen que tienen una estructura lógica interna pero en realidad la mayoría de
los acontecimientos de nuestro alrededor están fuera de nuestro control y son
irracionales. ¿No es cierto?
─Posiblemente llevas razón. Estoy pensando
que, en gran parte, a diario, tomamos decisiones que son exclusivamente de
carácter emocional: comer, dormir, hablar o ignorar a alguien, escuchar un tipo
de música u otra, leer una cosa u otra, ayudar a alguien o no ayudarlo...
Se quedó en actitud pensativa y suelo ser muy
respetuoso con esas pausas. Después, como despertando, dijo:
─Es necesario ser conscientes de que todas las
cosas son mucho más irracionales de lo que pensamos y creemos. Lo bueno es percibir
las emociones, los diferentes lenguajes del otro, las miradas y la actitud de los demás, para
realmente “entender” a un nivel más límpido lo que ocurre a nuestro alrededor. Debemos
aceptar nuestra propia irracionalidad. Quizás sea un gran error tratar de
racionalizarlo todo, lo inexplicable e irracional. ¿No te parece que sentir es
mucho más importante que racionalizar lo irracional?
Creo que Kimura tiene razón. La mayoría de nuestros acontecimientos están fuera de nuestro control. Trataremos de dar explicaciones más o menos congruentes,más o menos racionales, pero realmente solo satisfacemos nuestro ego. No miramos más allá.
ResponderEliminarPienso que tener amigos que piensen diferente a uno mismo, siempre es enriquecedor, en cuanto a los valores, ya tengo mis dudas, creo que mejor tener los mismos valores, o al menos, parecidos.
ResponderEliminar