Puedo
asegurar que hoy no tenía interés ninguno de hablar sobre el
binomio pesimismo-optimismo, es más, al levantarme de la cama creía
tener cierto sesgo optimista, pero para que se me quitara esa incipiente señal bastaron unos minutos escuchando la radio. Da igual la
emisora.
Y
precisamente no parloteaban del antivirus ni de las vacunas, estaban
con el asunto de la economía. Una señora rubia del gobierno (lo de
rubia lo sé por las fotos, evidentemente, el color del pelo no se
traslucía a través de las ondas radiofónicas) persistía en
pronunciar la palabra “reactivación”, quizás la ha pronunciado
veinte veces en los pocos minutos de su entrevista. Era como si
tratara de inocularnos la convicción de que esto está en las
mejores manos y que vamos hacia arriba a tope. La visión de los
entrevistadores no era tan optimista, aunque lo expresaban muy
educadamente.
Me
asombraba la estolidez de la señora rubia. Su voz, casi meliflua,
insistía en la palabra “reactivación” y de convencer de que
estamos en esa senda. También repetía cansina eso de la
responsabilidad de todos y de arrimar el hombro, aunque creo que ─en el
fondo─ trataba más bien de decir lo de arrimar el ascua a la
correspondiente sardina.
El
binomio optimismo-pesimismo, lo digo así, es como un potenciómetro
deslizante, ¿saben qué es eso? Es un dispositivo que se
utiliza en los circuitos eléctricos y electrónicos para variar la
resistencia al paso de la corriente eléctrica entre dos puntos del mismo. Así que unos días el botón
deslizante del artilugio lo tengo en puntos de optimismo y otros, al
extremo contrario, en el del pesimismo. Lo peor es que desde hace una
temporada apreciable no se mueve del sitio del pesimismo.
Pues yo también estoy instalada en ese mismo punto del pesimismo.
ResponderEliminarUn escenario que se cae por momentos y nadie que le ponga un leve remedio. Yo pesimista del todo.
ResponderEliminarEl panorama es para llorar desde luego.
ResponderEliminarEstoy en un punto en el que prefiero mantenerme lo más alejada posible de esta fauna.
ResponderEliminarQuiero estar tranquilamente disfrutando del final del verano y a ver qué pasa.
Sabia decisión, Mavi.
EliminarLa susodicha entrevista:
ResponderEliminarCongelar sueldos, subir cotizaciones a autónomos...
"Era como si tratara de inocularnos la convicción de que esto está en las mejores manos y que vamos hacia arriba a tope".
ResponderEliminar¡Anda ya! ¡Encima cachondeo!
Pues estoy totalmente de acuerdo con tu reglexión, como siempre, Ignacio. Creo, no obstante, que la sensación de optimismo o pesimismo no siempre está en función de lo que nos digan por radio o TV o de lo que leamos en la prensa, sino en nosotros mismos, en esa sensación injustificada que a veces nos hace sentirnos como el rey del mambo y otras veced los seres mas desgraciados e incomprendidos del mundo.
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