Esta mañana estuve un rato largo hablando con Briseida, primero me comentó algo sobre el tiempo en Munich, me parece que dijo que era muy bueno, muy soleado y que el termómetro marcaría más de 28º, eso sí, por la noche refresca un poco, pero aún son temperaturas muy agradables. Después tratamos el asunto de las “fake news” o bulos que dan la vueltas al planeta en poco minutos. También charlamos un poco de la segunda explosión del coronavirus aquí en España, me preguntó cómo veía yo la situación y le conté la anécdota de un amigo con el que todos los días me cruzó en el paseo matinal.
Este conocido de toda la vida tiene alrededor de 80 años, pero va tieso como un palo, con un bastón y un sombrero marrón de ala corta con el que intenta protegerse del fuerte sol. No interrumpe ni un solo instante la sonrisa y saluda a casi todo el mundo. Cuando lo encontré fui yo el primero en preguntarle:
─¡Buenos días Roberto! ¡Qué tal va todo hoy!
Me respondió rápido en latín:
─Morituri te salutant!
─¿Cómo es eso? ¿Te has levantado pesimista?
─¡Nada de eso! ¡Realista, únicamente realista! ─contestó.
Después de unas risas entrambos, dijo:
─Mira, a mí esto del puñetero virus ese, me está transformando el pensamiento. Antes de febrero le temía mucho a la muerte, lo de morirme me daba bastante repelús, ahora, después del confinamiento y de tantas muertes ya me da hasta igual. Esto es así y es así... no hay que darle más vueltas, por eso voy por ahí diciendo, a todos con los que me paro por la calle, eso de “los que van a morir te saludan”: “Morituri te salutant!”. La cosa está dura, aquí en El Puerto ya han muerto unos cuantos y el virus vuela por ahí y si me agarra, me revolea en unos minutos y... ¡plaf!, ¡al camposanto directo!
─Eso es cierto. Si nos coge, como somos personal de alto riesgo, nos manda al más largo paseo en menos que canta un gallo. Pero tenemos que ser prudentes y andar con la máxima cautela. ¿No crees?
Hizo un gesto la mano como espantando una mosca y añadió:
─Yo no voy a confinarme más, ni dejar mis paseos, ni las charlas con mis amigos, ni mis ratos diarios para tomar alguna copa de vino. Llevaré a cuestas mis máscaras y el tarro con ese asqueroso líquido gelatinoso que me ha dado mi hija. También me lavaré las manos las veces que pueda y ya está. Pero sin preocupación, iré mirando al frente y seguiré saludando con el “morituri te salutant”.
Cuando nos despedimos lanzó otro latinajo:
─Recuerda: “Nascimur uno modo, multis morimur” que dijo Séneca.
Seguí caminando dándole vueltas a la última frase que traduje, más o menos, como: “Todos nacemos de una única forma, pero morimos de muchas”. Creo que era así.
Briseida se rió mucho y comentó:
─¿Ves? Esas son las cosas que echo de menos de España.
Me ha encantado está forma, tan peculiar, de tratar el tema de la posibilidad de morir en cualquier momento por el covid19 o por cualquier cosa. Somos tan frágiles.
ResponderEliminarGracias Carlos. Al escribir este articulito pensaba en lo que dijo Marco Aurelio, emperador de Roma y una de las figuras más representativas de la filosofía estoica: «No obres como si fueras a vivir mil años; obra como si el fin estuviera muy cerca».
EliminarMuy positiva e inteligente la actitud de tu amigo, Ignacio. Si hay algo seguro e inevitable es el hecho de que antes o despues nos hemos de morir. Aceptarlo como tu amigo es un signo de inteligencia y la actitud mas pisitiva que se puede tener. "Lo que tenga que ser, será".
ResponderEliminarGracias Jesús por tu comentario. Efectivamente, creo que hay que adoptar una actitud estoica ante la situación de incertidumbre que estamos viviendo.
EliminarUna buena reflexión, gracias.
ResponderEliminar«De hecho, sabemos que, si esta tienda de campaña en que vivimos se deshace, tenemos de Dios un edificio, una casa eterna en el cielo, no construida por manos humanas.» II Corintios 5:1
De acuerdo en que tenemos que morir, cada uno cuando le llegue su momento pero tampoco hay que darse prisa desafiando al "bicho". Mi abuela Pilar murió con 100 años y despues de su rezo diario tenia una pequeña charla con Dios en la le decia: Estoy aqui para cuando quieras pero que estoy muy bien!
ResponderEliminarMi abuela era de la opinion de Stephen Hawking.
Dios la tenga en su gloria