Ya lo he dicho. He decidido dar un vuelco a mi vida y dedicarme al estudio del cerebro, abandono cualquier interés que pueda tener por Pedro (Antonio) Sánchez y sus titiriteros o por los desvaríos de Carmen Calvo. A partir de ahora en adelante aquí publicaré cosas relativas a los diversos campos de la neurociencia, campos que son muy variados y todos de gran interés. Los hay para todos los gustos, desde el molecular y celular que se ocupa del funcionamiento de las proteínas, moléculas y células del sistema nervioso, hasta la neurociencia computacional que estudia modelos matemáticos de las redes neuronales y sus conexiones, pasando por la neurofisiología, la clínica, la neurofarmacología y otras.
Mi interés se centra más en la rama cognitiva. La neurociencia cognitiva es la que estudia los mecanismos cerebrales que acompañan a las funciones cognitivas, es decir, la atención, la memoria, el lenguaje, la percepción espacial, y más allá, la planificación, el autocontrol o la toma de decisiones como funciones ejecutivas. Estas funciones son la base de lo que definimos como inteligencia. También, lógicamente, es la que en estos momentos estoy más preparado para abordar.
En el escrito anterior trataba sobre la repetida falacia, esa de que utilizamos únicamente el 10% del cerebro y que si utilizásemos sólo el 50% todos seríamos genios, incluso, muy superiores a Leonardo da Vinci o a Albert Einstein. Decíamos que bastaba pensar un poco en cualquier actividad, por ejemplo, conducir una motocicleta, y en eso teníamos que procesar muy distintos tipos de información; la sensorial, ¿viene un coche por detrás?, la cognitiva, ¿voy más rápido por aquí?, la motora, ¿debo disminuir la velocidad por la lluvia? Es evidente que si el cerebro trabajase al 10% de sus posibilidades entonces no podríamos conducir ni una bicicleta de tres ruedas.
Otro de los tópicos más extendidos es el de que el cerebro no crea nuevas neuronas a todo lo largo de la vida.
Durante mucho tiempo se ha creído (y hay gente que todavía piensa así) que se nace con una cantidad fija de neuronas, que esa cantidad es inamovible y que únicamente se desarrollan e incrementan las conexiones neuronales a base del aprendizaje. Esto no es así, modernas investigaciones en neurogénesis son opuestas a estas teorías. En el sistema nervioso se siguen creando tanto nuevas neuronas como también neuroglías (células gliales) para soporte y mantenimiento de todo el sistema neuronal. Y lo más sorprendente quizás sea que existe la llamada neurogénesis adulta pues se ha constatado, y probado, que las personas, incluso de avanzadas edades, siguen generando neuronas y neuroglias; basta para ello seguir unos buenos hábitos de vida, buena alimentación, actividades físicas adecuadas a la edad y suficientes horas de sueño, potencian la neurogénesis.
Termino hoy con una frase de Don Santiago Ramón y Cajal, nuestro primer y gran neurocientífico. Él dijo algo para enmarcar y tener siempre presente: «En la vejez no nos deben preocupar las arrugas del rostro, sino las del cerebro».
Muy interesante todo esto, estoy segura de que pronto será necesario tener una buena cultura neurocientífica para protegernos y salir como podamos de los inmensos lavados de cerebro que nos están haciendo desde múltiples frentes. ¿Tendremos salvación?
ResponderEliminar¿Podrás escribir algo sobre los "lavados de cerebro"?, ¿este es un tema de la neurociencia? Coincido en que cada día estamos sometidos a más lavados de cerebro más o menos disimulados, prensa, enseñanza, política, programas de televisión y telediarios...
ResponderEliminarGracias por estos escritos tan formativos.
Sí, es buen tema, intentaré escribir algo sobre la neurociencia y los lavados de cerebro, es un asunto muy interesante. Gracias.
EliminarMi padre tiene desde hace algún tiempo despistes monumentales y se niega rotundamente a ir a que un neurólogo le vea. Hace cuestión de un mes fuimos a su médico de familia para que le viera una herida que se hizo en la pierna y, aprovechando la ocasión, le hicimos al médico una pregunta sobre los despistes y fallos de memoria que tiene, en ese momento se levantó y salió de la consulta dejándonos con un palmo de narices. ¿Habría alguna manera de saber cuál es su estado neurológico?, ¿qué hacemos?
ResponderEliminarEstimado amigo comprendo su desazon en estos momentos, pero carezco de conocimientos para orientarlo, creo que es su médico de cabecera el que le debería aconsejar.
EliminarDesde luego existen actualmente algunas pruebas, que se podrían denominar "caseras", y que reflejarían muy bien el estado de gravedad de su padre pero, en mi opinión, es mejor seguir los consejos que le dé un médico.
Un cordial saludo.
Muy interesante.
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