Cuando uno empieza a estudiar una materia es muy necesario deshacerse de mitos y falsedades preconcebidas que siempre existen sobre ella. Y sobre el encéfalo y sus potencialidades, desde hace muchos años, existe la incorrecta creencia ─muy extendida─ de que únicamente utilizamos el 10% de nuestro cerebro. Sorprende observar que aún hoy, en el siglo XXI, cuando las neurociencias han avanzado tanto y se posee tantísima información, todavía siguen propagándose estas inexactitudes. En cierta manera han pasado a formar parte del saber popular.
La neurociencia actual sabe, y lo sabe desde hace bastante tiempo tiempo, que en todas y cada una de las tareas que realiza el cerebro ─incluso aquellas que nos pueden parecer más insignificantes─ se ponen en marcha múltiples áreas sensoriales, cognitivas y motoras, ya que un estímulo que ponga en marcha un red neuronal, en cuestión de unas pocas milésimas de segundo activará otras áreas.
Realmente, y sea cual sea la experiencia humana a que nos refiramos, de manera consciente, o metaconsciente se comienza un recorrido y se pone en acción un grupo de movimientos que un cerebro nunca podría realizar si sólo usara un 10% su capacidad.
Acabo de utilizar los vocablos relativos a la consciencia y a la metaconsciencia y quizás convenga aclarar esto un poco. La consciencia podría ser definida (aunque, sin duda, con muchas limitaciones) como la facultad de interpretar y la capacidad de reconocer la realidad circundante a un sujeto en un momento determinado. La metaconsciencia sería lo que está "más allá de la consciencia", lo de fuera de la consciencia, el reino de lo inconsciente. Se trataría, ya no de interpretar y reconocer la realidad, sino lo que está por encima de esa realidad y por ahí habría creencias, fantasías, ingenio, imaginación, creatividad... En paralelo a esto debemos distinguir la "conciencia" que sería algo así como el conocimiento interno y enjuiciamiento moral de los actos propios.
Quizás el siguiente ejemplo nos lo podría aclarar más.
Cuando levantamos la mano para coger un vaso de vino que está encima de la barra de un bar, hay un grupo de neuronas que se ponen en funcionamiento para que lo podamos reconocer. Luego, comienzan a trabajar las cortezas premotora y motora para que el brazo y la mano se muevan. También aquí intervendrá el cerebelo, ya que es una área vital para el control de actividades musculares rápidas.
Si el acto de tomar el vaso con la mano se acompaña con una sonrisa de satisfacción participarán regiones prefrontales ya que ellas están implicadas en el proceso cognoscitivo, también parte de las neuronas espejo, que son neuronas relacionadas con la empatía y el núcleo accumbens si el momento es suficientemente placentero.
Pero esto es sólo una parte, pues no se activarán las mismas zonas si está detrás del mostrador un camarero con cara de pocos amigos o una guapa chica, o si está a tu lado alguien que te cae mal.
Visto esto es fácil imaginar que si el cerebro utilizara el 10% de su capacidad, algo tan simple, como coger una vaso de vino de un mostrador sería algo imposible.
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