Mirar por la ventana al exterior en un día de lluvia tenue es de las cosas más inspiradoras para mí. Primero transcurren unos minutos de silencio y después aparece una especie de éxtasis repleto de reflexiones sugestivas. Lo difícil viene después, y es recordarlo todo y ponerlo en un papel en blanco.
Hoy es domingo, 8 de enero, cae una de esas ligeras lluvias, el día es gris, pero gris muy claro, hasta me atrevería a decir radiantemente gris. Apoyaba mi frente en el frío cristal y pensé que la única manera de encontrar satisfacción con nosotros mismos y nuestra vida es poner de modo consciente las prioridades en todo lo que es verdadero y relevante. Sin embargo, en nuestra realidad actual, lo que prima es la idea de que lo más es mejor.
La aspiración máxima es tener cada vez más objetos y bienes materiales, incluso en detrimento de nuestra salud física y mental, así que nunca nos encontramos conformes. Estamos sumergidos en la idea de todo aquello que nos falta y de los obstáculos que tenemos afrontar para alcanzarlo. Esta claro, al menos según mi experiencia, que chapoteamos en una sociedad que nos impone expectativas irreales no sólo porque son ─la mayoría de las veces─ demasiado altas, sino porque tienen un enfoque erróneo sobre la felicidad, la salud, la fama y otros aspectos en los que el fracaso parece que no tiene lugar. Es esto que se ha dado en llamar “cultura moderna”, poblamos un mundo lleno de posibilidades en todos los campos habidos y por haber y, sin embargo, nada de esto conduce a la felicidad.
¿Qué es lo que nos pasa? ¿Es quizás el hecho de tener tantas opciones? Tener muchas opciones nos hace querer elegirlas todas. Esa diversidad es una distracción tan grande y poderosa que no permite que nuestra atención se concentre en una sola actividad. Abarcarlo todo es imposible, y la imposibilidad nos lleva a la frustración. ¿Es así?
El frío penetraba a través del cristal y tuve que separar mi frente en él apoyada.
En la actualidad hay miles de oportunidades y opciones, y muchas de ellas son accesibles, pero la verdad es que la felicidad parece ser algo que está muy lejos y que es inalcanzable. A todos nos encantaría que esto no fuese así y pienso que como seres humanos deberíamos tener grandes posibilidades de ser felices y de lograr lo que deseamos. Y, sin embargo, aunque la felicidad debería ser un estado perenne, lo cierto es que una parte muy apreciable del tiempo de nuestra vida nos la pasamos estresados, enojados y frustrados.
Creo que me he enfriado un poco. Voy a tomarme el segundo café de la mañana...
Ignacio para mi es muy complejo contestarte, creo que debíamos de ser felices, mientras estamos en la tierra, por que tantas cosas nos lo impiden, entre estas cosas, creo que estamos nosotros, que muchas veces, no queremos, una abrazo
ResponderEliminarCaro ignacio concordo com você que a sociedade com suas muitas possibilidades nos complica a vida ao invés de simplificar, nos induz a pensar que ter bens materiais é sinônimo de felicidade e isso é uma utopia.
ResponderEliminarEscolhemos e temos dificuldade em nos concentrar , pois são milhares de distrações.
Fazer tudo ao mesmo tempo é impossível e muitas vezes a frustração vem em forma de uma depressão.
Passamos a maior parte do tempo estressados , bravos e frustrados e deveríamos apreciar o caminho a medida que avançamos em nosso propósito. Obrigada por me abrir os olhos com esse artigo tão esclarecedor e me ajudar a perceber que posso ser feliz com o que tenho e não ficar chorando pelo que ainda não alcancei