Se ha debatido siempre, aunque nunca ha habido conclusiones claras; unos postulan que los españoles tenemos
un ramalazo de Don Quijote y otros dicen que se nos puede identificar mejor con
Sancho Panza. Con el viejo hidalgo
por lo del idealismo, con el impulso de perseguir ideales imposibles. Con el
gordito Sancho por su pragmatismo. Creo
que en las actualidad estos esquemas ─por otra parte bellas síntesis de lo que
podríamos ser─ no tienen vigencia. Perseguir ideales imposibles ya no se lleva,
la perfección no existe. Los humanos cada día estamos más convencidos de que este mundo está hecho como
algo defectuoso. Estamos hechos para ser imperfectos y por eso entonamos una
especie peculiar de grito en plan “sálvese quién pueda" colocándonos más al lado del pragmatismo de Sancho. La naturaleza ha sido
creada con el imperativo de ser defectuosa. Pero, ¿sabéis por qué? Quizás se
trate de que los defectos son la mejor parte y que esas mismas irregularidades son las
que nos hacen diferentes. ¿Podría ser así?
Sí, perseguir ideales
imposibles parece que ya tiene poco sentido...
Es muy importante distinguir entre los grandes objetivos y los ideales imposibles, son cosas muy distintas. Ojalá hubiese mucha gente con grandes objetivos y dispuesta a conseguirlos. Los ideales imposibles entran dentro del género de las quijotadas y las utopías.
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