Llevo una temporada en la que cocino muy a menudo, me gusta, me relaja y paso un rato espléndido. También, a veces, doy rienda suelta a la creatividad e intento emular a los cocineros de la actualidad, le echo valor a la cosa y me invento algún plato. Lo cierto es que lo paso bien y si el plato sabe gustoso entonces la satisfacción es doble. Suelo hacer platos de los llamados “rápidos”, utilizo bastantes productos congelados y no soy partidario de utilizar muchos ingredientes.
Ayer fue de estos días creativos. Comencé descongelando unas rodajas ─de esas perfectamente redondas─ de merluza. Mientras se descongelaban al natural, fui pensando los siguientes pasos.
Hice una especie de “chimichurri” mezclando aceite y vinagre al que añadí un diente de ajo muy picado, perejil y una pizca de hierbas provenzales, también un poco de una mezcla de diferentes tipos pimienta ─de esos botes que se encuentran en cualquier “super”─ y finalicé con sal.
Saqué del congelador una bolsa de setas variadas, y también las puse a descongelar, pero en el microondas.
Cuando los trozos de merluza se descongelaron, les eché por encima un generoso chorro del “chimichurri” bien agitado. En ese extraño adobo lo tuve una hora o más.
Al borde de la hora de comer, en una sartén, con unas cucharadas de aceite de oliva, puse las setas ─descongeladas completamente y escurridas─ para sofreírlas. Añadí un poco de sal y un poco de pimentón dulce para darle color. Cuando juzgué que estaba a punto el sofrito metí allí los trozos de merluza y esperé unos ocho minutos (le di la vuelta a la merluza a la mitad de ese tiempo). El plato me convenció ─en principio─ por su buen aspecto.
Llegó la hora de probarlo y tenía un poco de resquemor, no estaba totalmente convencido de que fuese totalmente comestible, pero la sorpresa fue muy agradable, estaba muy bueno y el sabor era novedoso.
¿Algún problema? Sí, hay uno significativo. Al final no sabía si había confeccionado el plato con un pescado o con un suculento filete de carne de vacuno.
Escucha, pero estaba fantástico...
Yo suelo ser muy "cocinitas", me encanta elaborar diferente tipo de comidas. Especialmente cuando lo preparo para los demás. Será que me crié entre fogones y todas la celebraciones eran al rededor de la comida. Justo ayer hicimos por primera vez un chilorio, quedó de chuparse los dedos
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