martes, 1 de octubre de 2024

El invitado incómodo


      Llevo unos cuantos días sin contar nada de “mis cosas”, he tenido la rodilla izquierda fastidiada provocándome un gran dolor... Eso de la artrosis, ¿sabéis?

      La artrosis de rodilla es como ese invitado incómodo que llega a una fiesta y decide quedarse para siempre, aunque nadie lo invitó. En esencia, el cartílago normalmente es el que se encarga de que nuestros huesos no se rocen como dos trozos de papel lija, pero un día dice "hasta aquí llego, ¡ya está!" y empieza a desgastarse. El malvado resultado puede un cóctel de dolor, crujidos y una rodilla que parece tener vida propia… pero una vida que decide que, desde ese instante, ya no le gusta caminar ni subir escaleras.

      Es como un recordatorio constante de que ─aunque en tu cabeza sigues siendo joven─ tus articulaciones están organizando su propia protesta.

      Por ahí anda también el conocido como líquido sinovial. El líquido sinovial es como el lubricante de las articulaciones, manteniéndolas en movimiento suave y sin fricción. Pero a veces se "escapa" en la rodilla y suele referirse a situaciones en las que hay una lesión, artritis u otra inflamación, y el cuerpo produce demasiado de este líquido. Entonces la rodilla se hincha porque, el líquido, en lugar de circular tranquilamente dentro de la cápsula articular, el líquido se acumula y genera una especie de "charquito interno" y esto es lo que provoca la sensación de hinchazón o ese "globo líquido" que parece que uno tiene en la rodilla, ¿se entiende?

      Así que, en resumen, el líquido sinovial no tiene tanto una fuga dramática, sino que más bien se "desparrama" donde no debería y en ese periplo corto produce un dolor espantoso y lo primero que hay que hacer es sacarlo de ahí mediante una punción.

      Lo mío fue así, más o menos cuento mi historia desde el jueves pasado:

Septiembre. Jueves 26.

      Son las 20:30, vuelvo a casa después de un paseo con Lely. Siento, de pronto, un extraño dolor ─leve─ en la rodilla de la pierna izquierda. Cuando llego a casa tomo un analgésico del montón y luego me voy a la cama, bien.

Viernes 27.

      El dolor ha desaparecido, únicamente me queda un residuo de molestia a la que no doy excesiva importancia y me pongo sobre la rodilla un gel contra dolores suaves de esos que anuncian a diario en todas las televisiones. Parece que esto desaparecerá pronto.

Sábado 28.

      El dolor comienza con un incremento feroz. Durante el día hay episodios de dolor bastante intenso, la pierna izquierda se me queda casi inválida, no puedo caminar, busco un bastón para apoyarme, tomo Nolotil, otra vez gel analgésico... ¡nada! El dolor es ya insoportable y necesito llorar y gritar. No sé bien a qué hora telefoneo a mi hijo para que me traslade a urgencias de alguna clínica.

      Ingreso en urgencias, atienden con gran rapidez, me sacan del coche tres celadores entre enormes quejidos del intenso dolor que tengo. Una vez dentro el médico, después de palparme con mucho cuidado la rodilla y estudiar la geografía del dolor, decide hacerme unas punciones y extraer líquido sinovial. No sé cuánto sacó, pero me sentí más aliviado por momentos. Radiografías, analítica, recetas, recomendaciones y vuelta a casa ya tarde.

      Mi hijo se queda a dormir en casa y está atento toda la madrugada, me ayuda a ir al baño un par de veces y me sostiene con sus fuerzas. El dolor es distinto, es el de la zona inflamada.

Domingo 29.

      La noche no es buena, pero tampoco dramática. Duermo alguna que otra hora. Por la mañana me levanto mejor y desayuno con hambre discreta. Pierna en aburrido reposo y atenuado dolor. Me voy sintiendo más entero.

Lunes 30
      Sigo con reposo, es necesario. Desayuno bien. No tengo dolor salvo si hago algún esfuerzo inapropiado. Ya tengo cita para que me vea el traumatólogo en los próximos días.

      Veremos en qué queda todo esto...

5 comentarios:

  1. Lo lamento muchísimo querido amigo. Espero que el traumatólogo sea lo más acertado posible

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  2. Las goteras van apareciendo. Los dolorcillos también, algunas veces se van y te sorprendes, pero cusnfo verdaderamente te quedas estupefacto es cuando se quedan.

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  3. Lo siento mucho, extrañaba ya tus escritos. Seguro que pronto te pondrás bien.
    Todo perfectamente explicado.

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  4. Mucho ánimo y mucha paciencia, que las recuperaciones van a su ritmo y nuestras cabezas desearian otra.

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