
Hablo casi todos los días un rato con mi amigo japonés Takumi ─ya saben que ese es su apellido, ellos lo dicen al revés que nosotros, su nombre es Kimura─. Unos días la parrafada dura más de una hora y otros días unos minutos, depende del asunto y de nuestro estado mental. Siempre me asombro con sus costumbres y carácter que, sin duda, está influenciado por la cultura, la educación y los valores tradicionales de Japón. Es evidente que cada persona es diferente pero creo que hay algunos rasgos comunes entre ellos, por ejemplo son reservados y disciplinados, responsables y trabajadores a tope. Respetuosos, correctos, a la vez que muy introvertidos en lo emocional.
Hoy comentaba algo que me ha resultado muy novedoso. Dijo que en Japón se ha puesto de moda que los psiquiatras y psicólogos recomienden a muchos de sus pacientes que escriban cartas de amor.
─¿Cómo es eso? ─le pregunté curioso.
─Sí, a determinados pacientes, claro que eso dependerá de la patología de cada uno, le instan a escribir cartas de amor a otras personas.
─¿A otras personas?, ¿sin más?
─Bueno, creo que es muy general, a sus novias, a sus antiguos amores, a algunas amistades elegidas por ellos y propicias a recibir a esos escritos. Por lo visto se trata de una terapia muy efectiva en estos tiempo de tanta soledad entre tanta multitud. Fíjate, que ya han aparecido negocios que tienen relación con esto.
─¿Negocios? A ver... explícate; estoy un poco confuso, no sé si te estoy entendiendo bien.
Me tenía bastante sorprendido con este tema, aunque conozco de siempre las posibilidades de la escritura terapéutica. Kimura prosiguió:
─Sí. Ya hay empresas que actúan como receptoras de las cartas amorosas que escribe la gente y responden a las mismas, dicen que auxiliados por psiquiatras y por la Inteligencia Artificial. Las respuestas están enlazadas con los resultados terapéuticos que se desean lograr en los pacientes. Pienso que esos negocios están orientados a las personas que no tienen a nadie a quien para dirigir sus cartas de amor.
─Dado que estas cosas corren por el mundo casi a la velocidad de la luz, no me extrañaría que esta asombrosa moda, o terapia, circule pronto por todo el resto del mundo.
Kimura añadió:
─Hasta los periódicos se están contagiando y están haciendo concursos de cartas de amor. Otros están publicando antologías de cartas de amor célebres.
Estuve un rato reflexionado sobre este redescubrimiento japonés de las cartas de amor, tanto reales como ficticias.
Como antes he señalado, desde hace tiempo se sabe que esos escritos pueden tener un efecto terapéutico en ciertas afecciones psicológicas. La escritura expresiva, incluidas las cartas de amor, se ha utilizado ya en diversas formas de terapia para mejorar el bienestar emocional y psicológico. Pueden ser beneficiosas, por ejemplo, para regulación emocional y catarsis, para mejorar la autoestima, para reducción del estrés y la ansiedad...
Lo que realmente asombra es que hayan conseguido convertirlo en un negocio y parece que el mercado está en alza.

Siempre me sorprenden tus temas.
ResponderEliminarDesde luego yo pienso que escribir una carta de amor ficticia debe ser algo muy difícil.
Pienso lo mismo, aunque quizás la IA pueda lograrlo, escribir una buena carta de amor requiere sinceridad, emoción y un toque personal.
ResponderEliminarCreo que realmente, es una buena terapia.
ResponderEliminarA veces tenemos tantas cosas guardadas en nuestro interior, que nos hace parecer lo que no somos, y no muestra nuestra verdadera personalidad.
Que listo es, tu amigo Kimura.
Me encantan los temas que propones y la forma en que los expones!!
ResponderEliminarEl de hoy, al margen de los efectos beneficiosos de la escritura terapéutica, considero que una carta de amor sin un leitmotiv sería muy difícil, sobre todo si recuerdas las que escribías en tu juventud a un amor de entonces. Lo triste es que, como casi todo, se haya comercializado.