Estamos hartos de saber que cuando se lanza al mercado un nuevo producto, la empresa lo anuncia hasta saturarnos a todos, lo difunde en vallas publicitarias y en la prensa, en la televisión, en Internet y en todos los medios a su alcance. Salen rostros de personajes famosos que nos dicen que ellos son fanáticos de ese producto y que no hay otro mejor. Y lo repiten, y repiten, incansablemente hasta conseguir que millones de personas lo adquieran.
Si una
empresa puede hacer esto, ¿no podemos nosotros hacer algo parecido? ¿Por qué no somos capaces de repetirnos ─al modo publicitario─ que somos rotundamente buenos en algo?
Me consta la existencia de personas estupendas, con grandes capacidades en algún campo, que no han conseguido alcanzar sus objetivos simplemente por no haberse repetido a sí mismas que son gente capaz y formidable. No han tenido la suficiente convicción para presionarse, han claudicado y han expresado cosas que hemos escuchado mil veces como: "No he tenido la oportunidad", "Nadie me ha comprendido" y otras similares.
La realidad es que todo mensaje ─lo mismo que en la publicidad de un producto─ se convierte en verdad a fuerza de insistencia.
Las fuerzas externas (las empresas, las instituciones, los políticos...) juegan a esto con nosotros y también, es lícito y razonable, que juguemos con nosotros mismos o con los demás. ¿Por qué no lo intentas? Podrás ver la potencia que tiene que te repitas diez, o quince, veces por la mañana: «Hoy seré feliz, suceda lo que suceda».
Me repetiré día a día !Que soy capaz de lograr el proyecto ajustado a la realidad que me propongo... Solo poy hoy !.
ResponderEliminarHoy seré "satisfactoriamente feliz, suceda, lo que suceda":...
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