sábado, 22 de junio de 2019

El satélite artificial

    Aquella noche nos ofrecía una temperatura ideal. De vez en cuando soplaba una pequeña racha de viento de Poniente que nos ayudaba a respirar mejor. Un sillón cómodo en el jardín y una copa de buen brandy del nuestro.
    Miraba hacia el cielo, creía haber visto uno de esos satélites que se confunden con las estrellas hasta que fijas bien la vista y observas que es algo que se mueve navegando entre ellas.
    Jesús (me refiero a mi amigo Jesús Almendros) seguía mi mirada tratando también de ver aquel punto móvil. Pasaron algunos segundos y dijo:
    ─Probablemente una de las variadas formas de sentirse bien, a gusto y feliz sea la de proponerse estar tan contento y alegre como sea posible y en cualquier momento, incluso buscando en el firmamento un punto brillante que se mueve.
    Tomé un sorbo muy pequeño de la copa bola y sin saber muy bien si venía muy a cuento le contesté:
    ─Es una cosa excelente ignorar completamente, cerrar la mente, a todos esos “hechos” pesimistas y negativos que poder cambiarlos no está a nuestro alcance.
    Nuestras pausas eran grandes, a veces duraban dos sorbos.
    ─Creo que los humanos sonreímos poco, ¿sabes cuál será la media diaria? ─preguntó Jesús.
    ─Tres o cuatro, no sé, no se me había ocurrido preguntarme eso nunca. Pero sí, tienes razón sonreímos poco. Tú no, tú sonríes muy por encima del promedio.
    ─¿Sabes por qué?
    Puse cara interrogante y añadió:
    ─Es fácil. A diario trato de sentir y comportarme un poco más amistosamente con respecto al prójimo, con toda la gente. Intento ser un poco menos crítico y un poco más tolerante con respecto a las faltas, las equivocaciones y los errores de las otras personas. Trato de hacer la mejor interpretación posible de sus acciones, aunque no siempre lo logro, claro.
    ─Esa es una buena fórmula para ser más feliz ─le dije.
    Jesús prosiguió hablando:
    ─Creo que una cosa que también sirve es que, independientemente de lo que ocurra, hay que tratar de reaccionar en todo de la forma lo más calmada e inteligente que sea posible.
    En el firmamento, el satélite ya había desaparecido...
Ignacio Pérez Blanquer

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