Sea para
bien, o sea para mal, cada uno toca ese instrumento ─tan peculiar y
extraordinario─ que es nuestra propia vida.
R. W. Emerson en un ensayo titulado la "Confianza en sí mismo" escribía:
"Llega un momento en la educación de todo hombre en que se llega a la
convicción de que la envidia es ignorancia; de que la imitación es un suicidio;
de que el hombre debe tomarse a sí mismo, para bien o para mal, como a su
parte; de que, aunque el vasto universo está lleno de riquezas, ningún grano
nutritivo puede llegar hasta uno si no es a través del trabajo en la parcela de
tierra que le ha sido asignada. El poder que reside en cada hombre es de
naturaleza nueva y sólo él sabe lo que puede hacer y, por otra parte, sólo
puede saberlo cuando lo haya intentado".
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