Todos necesitamos un sitio tranquilo dentro de nuestra mente, un
lugar de serenidad y paz. Este calmado espacio mental ─que nos debemos
construir con nuestra propia imaginación─ funcionará como una cámara de
liberación de las presiones mentales y emotivas. Nos liberará de las tensiones,
las preocupaciones, las violencias y los esfuerzos, nos refrescará y capacitará
para volver al trabajo cotidiano y para acoplarnos mejor al mundo.
Cada persona ─y cada personalidad─ posee algún centro de
gravedad dentro de ella misma, todos necesitamos hallar ese centro lleno de
paz, que existe en nuestro interior, y poder refugiarnos en el mismo para descansar,
recuperarnos y renovar nuestro vigor.
También debemos amueblar esta “habitación” con cualquiera
de los elementos que más puedan contribuir al descanso y a la recuperación: quizá unos hermosos paisajes, si nos gusta la pintura; o un
volumen de poemas favoritos. Los colores de las paredes deben ser los que nos proporcionen mayor placer, los que contribuyan al logro del reposo.
El lugar de retiro debe ser sencillo y estar amueblado simplemente y no existir
en el mismo, elementos que nos distraigan. Todo debe estar muy limpio y ordenado.
La simplicidad, la calma y la belleza constituyen las claves definitivas para
el logro de lo que nos proponemos. A través de una pequeña ventana, podremos,
por ejemplo, contemplar una hermosa playa o unas verdes montañas.
Pongamos mucho cuidado en la construcción de este
gabinete privado e imaginado y tratemos de mostrarnos profundamente vinculados con
cada uno de los detalles que allí haya. Ese será nuestro fantástico centro de gravedad.
Marco Aurelio decía lo siguiente:
A finales de la II Guerra Mundial el Presidente Harry Truman, parecía haber soportado la presión y la tirantez del poder mejor que ningún otro de los presidentes anteriores; las funciones que había desempeñado no parecían haberle “envejecido” o minado la vitalidad, y que ello resultaba bastante curioso teniendo en cuenta, sobre todo, los diversos y tremendos problemas a que tuvo que enfrentarse como presidente en tiempos de guerra. Truman solía decir: "Tengo una cueva de zorro en mi mente". Él también se retiraba periódicamente a su propia chabola mental donde no permitía que nada le turbase.
ResponderEliminar¿Tenéis vosotros también una chabola mental?