En la descripción de la tarea que tenía que hacer destacaba la palabra anasognosia y con ella me quedé un rato.
Esta mañana abrí los ojos muy temprano, sólo habían pasado unos minutos de las seis, quería hacer un trabajo pendiente del master que estoy estudiando. No sé cuánta gente cargada de años, estará haciendo algún master universitario en España, pero tengo un cierto orgullo encontrarme entre esa tropa de osados.
Me eché hacia atrás pensando en esa extraña palabra. Se trata de un síntoma neuropsiquiátrico que se caracteriza porque la persona que lo presenta denota una falta de conciencia ─o negación─ de la enfermedad o discapacidad que le afecta. Es el no-reconocimiento de nuestra enfermedad.
En el contexto de ciertas condiciones médicas, como el Alzheimer, la esquizofrenia o algunos trastornos neurológicos, la anosognosia puede manifestarse y afectar la percepción de la realidad por parte del individuo. Es un poco como engañarse a sí mismo o autoengañarse, es decir, convencerse de algo que no es cierto o ignorar la realidad con el fin de evitar enfrentar una verdad incómoda o dolorosa. Todos sabemos que el autoengaño es un comportamiento humano común y corriente que puede surgir como una forma de protección psicológica o para mantener una imagen correcta o positiva de uno mismo.
Pero la anosognosia va bastante más allá del autoengaño, por eso se considera que es un trastorno neurológico en el cual una persona que padece una enfermedad o discapacidad grave no es consciente de su condición o de la gravedad de la misma.
Dándole la vuelta de nuevo al significado, es posible decir que la anosognosia es un trastorno neurológico en el cual una persona que padece una enfermedad o discapacidad grave no es consciente de su condición o de la gravedad de la misma. Y esto, normalmente, se asocia a lesiones cerebrales, como accidentes cerebrovasculares o lesiones traumáticas en la cabeza.
¿Puede tener alguna ventaja este trastorno?
Pensé que es posible considerar que desde el punto de vista del paciente, la anosognosia (y, claro, el autoengaño en otras vías) pueda tener ventajas y desventajas. Quizás, por un lado, puede proporcionar un alivio psicológico temporal al negar o minimizar los síntomas o las limitaciones que experimenta. Es probable que esto pueda contribuir a reducir la angustia emocional y la ansiedad asociadas con la enfermedad. Pero. sin embargo, la anosognosia también puede ser perjudicial para el paciente en el sentido de que dificulta el reconocimiento de la necesidad de tratamiento médico y la búsqueda de ayuda especializada. Esto puede llevar a una falta de eficacia del tratamiento, retrasos en la atención médica adecuada y, por supuesto, una disminución de la calidad de vida a medio o largo plazo.
Unos instantes después pensé que sería importante tener en cuenta que la anosognosia en sí misma no es una condición beneficiosa o deseable, ya que indica una alteración en la percepción y la conciencia de la enfermedad. Posiblemente ─en lugar de verla como buena o mala─ es más apropiado considerarla como un síntoma que requiere atención y tratamiento por parte de profesionales de la salud para abordar las necesidades médicas y psicológicas del paciente.
Reflexioné sobre la importancia de ser consciente de nuestras propias tendencias al autoengaño y estar dispuestos a enfrentar la realidad de manera objetiva. La introspección, la honestidad y la apertura a diferentes perspectivas pueden ayudarnos a evitar caer en patrones de autoengaño y promover un crecimiento personal más conveniente. Pero cuidado, hay que destacar que la anosognosia ─a diferencia del autoengaño─ no es simplemente una falta de conciencia o negación voluntaria. Desde la neurociencia se postula que está relacionada con alteraciones en las áreas cerebrales responsables de la autorreflexión, también con el proceso de la información sobre el propio cuerpo y las habilidades cognitivas; y esto ya es muy serio.
Vino a mí un respiro muy hondo y percibí que se me había ido el santo al cielo. Miré la hora. Al final se ha esfumado una gran parte de la mañana y no he realizado el trabajo que pretendía.
Mañana lo intentaré de nuevo...
No sé cómo te las arreglas, pero siempre me enseñas algo de lo que no tenía ni idea y, además, me haces pensar durante un rato. Muchas gracias y un fuerte abrazo.
ResponderEliminarJamás había oído ese síntoma o trastorno, pero se me ha quedado: anosognosia.
ResponderEliminarGracias.