A veces ocurre el milagro de acordarse uno de algo que sucedió hace sesenta años, más o menos; realmente es asombroso el funcionamiento de nuestra memoria. Creo que lo he contado alguna vez, mi madre era una apasionada de la literatura y no desperdiciaba la ocasión para conversar sobre algún aspecto de ella. Eran los primeros años de la década de los sesenta del pasado siglo XX (siglo que cada vez se aleja más y más) y un día me habló sobre un artículo del ABC que había leído y que le había encantado, el escrito trataba sobre algo que había manifestado un famoso autor de aquella época. El escritor en cuestión mantenía que existen diez temas de los que se trata, una y otra vez ─repetidamente─ en la literatura. Mi madre, estaba muy de acuerdo con eso aunque matizaba con buen criterio que cada autor aborda estos temas de manera diferente y original, pero en esencia son los mismos en los que se ha estado escribiendo desde hace siglos.
Nunca he olvidado aquella conversación, aunque muy pronto olvidé al autor y también los diez temas a los que se refería el autor y que mi madre me leyó. Pero hace un par de días, estuve releyendo a Haruki Murakami y ─creo haber escrito alguna vez por aquí que me encanta este autor─ topé con una frase que decía: "La memoria es la manera de retener lo que amas, lo que eres, lo que nunca quieres perder". Pensé que era muy bonita y que valía la pena pensar un rato sobre ella.
La memoria, el tiempo, la identidad...
Le di vueltas a la frase durante un rato sin llegar a ninguna conclusión. Después tuve que dedicar mi tiempo a tareas más prosaicas en la cocina.
Por la tarde de ese día estuve trasteando en una de las partes más desordenadas de mi biblioteca y me encontré con un libro que ni siquiera sabía que estaba allí, de Italo Calvino: "Por qué leer los clásicos". Lo olí, tenía ese inigualable olor del papel que tiene muchos años. Italo Calvino fue un reconocido escritor italiano nacido en Santiago de las Vegas, Cuba, en 1923 y fallecido en 1985 en Siena, Italia. Calvino es considerado uno de los escritores más importantes y originales del siglo XX y ha dejado un legado literario significativo. A lo largo de su vida, Calvino recibió numerosos premios literarios y reconocimientos por su obra, incluyendo el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1984. Sus libros han sido traducidos a varios idiomas y han ganado una amplia difusión internacional.
Asomaba por entre las hojas un pequeño papel mal cortado, introduje un poco la uña para abrirlo por allí.
Leí en voz alta: «hay diez temas de los que se escribe una y otra vez en la literatura, y que son: el amor, la guerra, la muerte, la identidad, el viaje, la naturaleza, el tiempo, los dioses, el bien y el mal, y el poder».
Amigo Ignacio, leyendo tu artículo de hoy: “Sólo hay diez temas”, has tocando la fibra más sensible de mis nostalgias.
ResponderEliminarHace más de 30 años, en uno de mis viajes de trabajo a Nápoles, compre un libro titulado: “Perché leggere i classici” y memoricé este poema de Eugenio Montale en italiano.
Forse un mattino andando in un'aria di vetro
Forse un mattino andando in un'aria di vetro,
arida,rivolgendomi vedró compìrsi il miracolo:
il nulla alle mie spalle, il vuoto dietro
di me, con un terrore di ubriaco.
Poi come s'uno schermo, s'accamperanno di gitto
alberi, case, colli per l'inganno consueto.
Ma sarà troppo tardi; ed io me n'andró zitto
tra gli uomini che non si voltano, col mio segreto.
(Eugenio Montale, Ossi di Seppia)
Una traducción rápida:
Tal vez una mañana caminando en un aire de vidrio,
árido, volviéndome veré cumplirse el milagro;
La nada a mi espalda, el vacío detrás de mí
Con un terror de borracho.
Después como si en una pantalla, se reunirán de pronto
árboles, casas, lomas con el habitual engaño.
Pero será demasiado tarde y yo me habré ido callado
Entre los hombres que no se vuelven, con mi secreto.
¡Cuántos recuerdos! Gracias.
¡Me ha encantado! Y coincido, es difícil encontrar un tema, también en el teatro, que no se pueda enmarcar en alguno de esos. Gracias.
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