sábado, 17 de junio de 2023

El espectro del Vapor

      Miraba una fotografía de una pintura ─de Pablo García Ríos─ vista en Internet. Es de la ruina del Vapor del Puerto, y delante del barco unos espectros humanos, unos zombis. En el cuadro predominan unos aterradores tonos verdes y negros. En unos instantes de desasosiego pensé que uno de esos espectros era yo, viajero constante durante más de veinte años.

      Pensé que jamás se me ocurriría colgar esa pintura cerca de mí. Después vino a mi memoria una hermosa frase de don Miguel de Unamuno: «Vale más ser ola pasajera en el océano, que barco muerto en la hondonada». Imagino que el eximio don Miguel, al comparar una ola pasajera en el océano con un barco muerto en la hondonada, nos invita a reflexionar sobre la fugacidad de la vida y la importancia de aprovechar cada momento. Según mi juicio, ser una ola en el océano simboliza la experiencia dinámica de vivir, moverse, cambiar y enfrentar desafíos. Y por el otro lado, un barco muerto en la hondonada representa una existencia estancada y sin vida, sin oportunidades para crecer, aprender y experimentar. Creo que Unamuno nos anima a emprender, a asumir riesgos, a fluir en la corriente de la vida y a enfrentar los altibajos con valentía, entusiasmo y pasión. Nos invita a elegir la vida en toda su complejidad y efímera belleza, en lugar de aferrarnos a la seguridad de la inmovilidad, la rutina y la monotonía. Con esta sentencia el filósofo bilbaíno nos pone delante la idea de que la vida plena implica movimiento, cambio y superación de obstáculos. Nos impulsa a ser activos en la búsqueda de nuestros sueños y a no conformarnos con una existencia sin propósito.

      Miré de nuevo el cuadro; me producía a la vez atracción y repulsión. Para evitar esas sensaciones me puse a buscar en Google la frase de Unamuno, deseoso de confirmar que era de él.

      No supe encontrarla pero me apareció otra, de muchos años antes, de Leonardo da Vinci y que consideré que estaba muy relacionada: «El hierro se enmohece por el desuso, el agua estancada pierde su pureza y cuando hace frío se hiela. Así llega la inactividad a minar los poderes de la mente».

      Da Vinci advierte sobre los efectos negativos de la inactividad en la mente humana, comparándola con el enmohecimiento del hierro y la pérdida de pureza del agua estancada. El polímata Leonardo nos anima a mantener nuestra mente activa y comprometida en diversas actividades para preservar y fortalecer nuestros poderes mentales.

     Pero nada... La apatía me tiene hoy muy agarrado. Pensé para justificarme que, en ciertas circunstancias, la apatía puede ofrecer un descanso necesario para la mente y el cuerpo. En un mundo cada vez más ocupado y estresante, la apatía puede actuar como un mecanismo de defensa natural que nos permite desconectar y recargar nuestras energías. ¿Será así?

5 comentarios:

  1. Don Miguel de Unamuno tiene un relato breve, una carta, que está relacionado con mis reflexiones anteriores, podéis leerlo aquí: ¡Adentro!.

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  2. Pero ¿De dónde has sacado la foto de El vapor? da miedo. Y tus reflexiones excelentes y profundas...

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    1. Gracias por tu comentario Gonzalo. La foto del cuadro la he sacado de: Pablo García Ríos

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  3. Esta imagen produce la tristeza del abandono. ¿Cómo podemos seguir pensando en el Vapor como icono de El Puerto? ¡Es la prueba triste de que vivimos de espalda a nuestra historia!

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  4. Esa sensación la conozco. Me asalta más asiduamente conforme voy siendo mayor. Hay matices muy etéreos que diferencian la apatía del "no hacer", y el moverse no ha de ser necesariamente físico, de manera que opto por el no hacer cuando tengo esa sensación de la que habla Benedetti. Puede ser rica y beneficiosa y, como dices, recarga las pilas.
    A veces somos olas en el océano, y a veces charcos en la hondonada ...
    ¡¡¡ Mañana será otro día !!!

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