Estoy leyendo el
libro de Nick Brostrom titulado “Superinteligencia, caminos, peligros,
estrategias”. Nick Brostrom es uno de los pensadores transhumanistas más
destacados. Ustedes saben que el transhumanismo es un movimiento intelectual y
cultural que afirma la posibilidad y el deseo de mejorar la condición humana especialmente
por medio del desarrollo y la larga puesta a disposición de tecnologías para
eliminar el envejecimiento y potenciar grandemente las capacidades humanas
intelectuales, físicas y psicológicas. A modo de inicio, Brostom pone la estupenda fábula de los gorriones y la lechuza.
La inacabada fábula
de los gorriones
Era la temporada de construcción de nidos,
pero después de días de largo y duro trabajo, los gorriones se sentaron a la
luz del atardecer, relajándose y trinando.
─Somos todos tan pequeños y débiles.
¡Imaginad lo fácil que sería la vida si tuviéramos una lechuza que nos ayudara
a construir nuestros nidos!
─¡Sí!, dijo otro.
─Y podría ayudarnos a cuidar de nuestros
ancianos e hijos.
─Podría darnos consejo y vigilar a los
gatos que merodean cerca de aquí ─añadió un tercero.
Entonces Pastus, el pájaro anciano y
sabio, habló:
─Enviemos exploradores en todas las
direcciones e intentemos encontrar una lechuza joven abandonada en alguna
parte, o quizás un huevo. Una cría de cuervo también serviría, o una comadreja
muy joven. Podría ser lo mejor que jamás nos hubiera sucedido, al menos desde
la apertura del «pabellón de grano ilimitado» del patio trasero.
La multitud estaba entusiasmada, y por
todas partes los gorriones comenzaron a trinar con toda la fuerza de sus
pulmones. Sólo Scronkfinkle, un gorrión con un solo ojo y de temperamento
inquisitivo, no estaba convencido de la sensatez de la empresa. Y dijo:
─Eso seguramente sea nuestra perdición.
¿No deberíamos pensar antes en la labor de domesticar y controlar a la lechuza,
antes de meter una criatura así entre nosotros?
Pastus contestó:
─Domesticar una lechuza parece una cosa
muy difícil. Ya será bastante complicado encontrar un huevo de lechuza. Así que
empecemos con eso. Cuando logremos criar a una lechuza, nos pondremos a pensar
en emprender esa otra tarea.
─¡El plan tiene un defecto! ─pió
Scronkfinkle; pero sus protestas fueron en vano, pues la multitud ya había
alzado el vuelo para empezar a llevar a cabo el plan ideado por Pastus.
Sólo dos o tres gorriones se quedaron
rezagados. Juntos empezaron a intentar adivinar cómo se podría domesticar y
controlar a una lechuza. Pronto se dieron cuenta de que Pastus tenía razón: era
un reto extremadamente difícil, sobre todo por carecer de una lechuza real con
la que practicar. No obstante, continuaron haciéndolo lo mejor que pudieron,
con el temor constante a que la multitud regresara con un huevo de lechuza
antes de encontrar una solución al problema de cómo controlar esa criatura.
Sabio consejo...
ResponderEliminarMuy ilustrativa la fábula de los gorriones; pocos son los que se dedican a pensar y muchos los que van detrás de las soluciones que, en principio, parecen fáciles. Me ha encantado, gracias.
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