miércoles, 20 de noviembre de 2019

La historia no acabada de los gorriones


     Estoy leyendo el libro de Nick Brostrom titulado “Superinteligencia, caminos, peligros, estrategias”. Nick Brostrom es uno de los pensadores transhumanistas más destacados. Ustedes saben que el transhumanismo es un movimiento intelectual y cultural que afirma la posibilidad y el deseo de mejorar la condición humana especialmente por medio del desarrollo y la larga puesta a disposición de tecnologías para eliminar el envejecimiento y potenciar grandemente las capacidades humanas intelectuales, físicas y psicológicas. A modo de inicio, Brostom pone la estupenda fábula de los gorriones y la lechuza.
  
La inacabada fábula de los gorriones
     Era la temporada de construcción de nidos, pero después de días de largo y duro trabajo, los gorriones se sentaron a la luz del atardecer, relajándose y trinando.
     ─Somos todos tan pequeños y débiles. ¡Imaginad lo fácil que sería la vida si tuviéramos una lechuza que nos ayudara a construir nuestros nidos!
     ─¡Sí!, dijo otro.
     ─Y podría ayudarnos a cuidar de nuestros ancianos e hijos.
     ─Podría darnos consejo y vigilar a los gatos que merodean cerca de aquí ─añadió un tercero.
     Entonces Pastus, el pájaro anciano y sabio, habló:
     ─Enviemos exploradores en todas las direcciones e intentemos encontrar una lechuza joven abandonada en alguna parte, o quizás un huevo. Una cría de cuervo también serviría, o una comadreja muy joven. Podría ser lo mejor que jamás nos hubiera sucedido, al menos desde la apertura del «pabellón de grano ilimitado» del patio trasero.
     La multitud estaba entusiasmada, y por todas partes los gorriones comenzaron a trinar con toda la fuerza de sus pulmones. Sólo Scronkfinkle, un gorrión con un solo ojo y de temperamento inquisitivo, no estaba convencido de la sensatez de la empresa. Y dijo:
     ─Eso seguramente sea nuestra perdición. ¿No deberíamos pensar antes en la labor de domesticar y controlar a la lechuza, antes de meter una criatura así entre nosotros?
     Pastus contestó:
     ─Domesticar una lechuza parece una cosa muy difícil. Ya será bastante complicado encontrar un huevo de lechuza. Así que empecemos con eso. Cuando logremos criar a una lechuza, nos pondremos a pensar en emprender esa otra tarea.
     ─¡El plan tiene un defecto! ─pió Scronkfinkle; pero sus protestas fueron en vano, pues la multitud ya había alzado el vuelo para empezar a llevar a cabo el plan ideado por Pastus.
     Sólo dos o tres gorriones se quedaron rezagados. Juntos empezaron a intentar adivinar cómo se podría domesticar y controlar a una lechuza. Pronto se dieron cuenta de que Pastus tenía razón: era un reto extremadamente difícil, sobre todo por carecer de una lechuza real con la que practicar. No obstante, continuaron haciéndolo lo mejor que pudieron, con el temor constante a que la multitud regresara con un huevo de lechuza antes de encontrar una solución al problema de cómo controlar esa criatura.
     No se sabe cómo termina la historia, pero merece la pena dedicar este relato a Scronfinkle y a sus seguidores.


2 comentarios:

  1. Muy ilustrativa la fábula de los gorriones; pocos son los que se dedican a pensar y muchos los que van detrás de las soluciones que, en principio, parecen fáciles. Me ha encantado, gracias.

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