Kimura es un ávido lector de mis escritos y,
quizás, el crítico más ecuánime, no sé sí por educación y amabilidad o por
simple discreción. Me enseñó ayer el siguiente artículo ─muy breve─ que publiqué en
el 2.011, y dijo que sí, que era verdad lo poco que digo en él, pero que
los occidentales tenemos la manía de querer sintetizarlo todo, de simplificar
demasiado, de esquematizar... Y que así solemos perdernos la esencia nuclear de
las cosas.
Ya me aclarará...
Durante muchos años, en Occidente, se subestimaron las culturas del Lejano Oriente, por considerarlas diferentes y extrañas, asumiendo que las convenciones de la cultura occidental eran las únicas válidas. El arte oriental no fue rebajado a la categoría de «primitivo» o despectivamente considerado, tal como sucedió con otras tradiciones exóticas, pero se mira aún como a través de un mecanismo reductor de su verdadera y real calidad.
Realmente nos cuesta evitar aplicar nuestros valores culturales a la hora de evaluar las obras de arte de otras civilizaciones. Es necesario conocer y asumir que existen otras tradiciones culturales, con sus propias creencias y su propia integridad.
Ignacio Pérez Blanquer
Me ha encantado este artículo. Kimura, el lejano oriente, el arte...Creo que hasta que no ha llegado este mundo globalizado que hoy , precisamente hoy ( 30 años de la caída del muro de Berlin) es punto de partida de entender al mundo global, sin muros ni murallas es cuando los occidentales comenzamos a ver, observar, comprender que tras nuestra milenaria Europa hay culturas que pueden rivalizar con nosotros.
ResponderEliminarLas paredes y techos de las cuevas de Mogao en la vieja China son testimonio de pinturas como la capilla Sixtina, pero anteriores a esta.Por poner un ejemplo. Todo es acercarse a oriente y que ellos se acerquen al nosotros.
Es cierto lo que dices, Ignacio, se yiende a minusvalorsr lo que no se conoce o a lo que nos resulta lejano o exótico como ocurre en Francia,sin embargo hay otros paises, como el nuestro, en que ocurre lo contrario y todo lo que no no conocemos,todo lo que nos resulta extrañi y dedvonocido, lo valoramos de firma exagerada, sin tener ninguna base para justigicar su admiración, o mas bien, su papanatismo.
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