sábado, 2 de noviembre de 2019

¿Tirar el reloj?

     Los orientales son muy amigos de decir frases crípticas, de significados extraños, simbólicos; frases llenas de metáforas o de ambigüedades. Ayer, de una conversación con Kimura, se me quedó pegada a la mente la siguiente: «El tiempo es memoria, por tanto la memoria es tiempo. No existe el tiempo sin memoria».
     Tratando de evadirme un poco de la confusión que me creaba le dije:
     ─El presente es lo que importa.
     No me hizo demasiado caso y siguió con sus frases enigmáticas o, al menos, eso me parecían a mí:
     ─¿No sabes que la memoria es la que crea los pensamientos? Observa que sin pensamientos no hay memoria ni tiempo.
     Despistado y casi balbuceante conseguí decirle:
     ─Necesito tiempo para poner en claro estas cosas. Puedo entender que el tiempo conduce a llegar a ser, uno es esto ahora y después será aquello otro. O hoy tengo esto y mañana lo otro. Y creo entender eso que dices de que la memoria es la creadora de los pensamientos. Quizás mañana tenga la mente más clara y te pueda responder mejor.
     Creo que no me oyó y añadió:
     ─Sí, es así, sin pensamientos no hay memoria ni tiempo. El pensamiento da continuidad en el tiempo. El pensamiento es tiempo y este es su continuidad.
     Me quedé callado, no sabía qué decir. Él, al cabo de unos largos segundos, siguió hablando:
     ─Cuando se comprende que el principio es el fin y el fin es el principio, entonces todo se vive como eterno e infinito.
     Me puse de pie, fui al frigorífico a coger una cerveza...


    Nunca he sabido mucho de eso que es la serenidad. Dicen que debe tener relación con la soltura, la aceptación, la permisividad...
    Quizás sea dejar sentimientos, pensamientos y sensaciones en stand by, tal como están. Reflexiono sobre eso mientras la arena blanca y caliente deambula por mis dedos. Me acerco a la orilla.
    Una gaviota grazna cerca, huelo el mar.
    Unas olas, ¿serenas?, rodean mis pies. Miro el reloj, pero no veo la hora. Da igual. ¿No será mejor tirarlo al agua? Lo desenredo de mi muñeca y doy unos pasos con él en la mano. No puedo evitar una sonrisa. ¿Seré capaz de arrojar el reloj al agua? Río, ahora abiertamente. No sé si alguien se da cuenta, hay poca gente en la playa y no creo ser objetivo interesante para ninguna mirada.
    La serenidad nos permite discernir entre lo importante y lo accesorio. Es la calma para abandonar miedos innecesarios y guarecernos ante cualquier amenaza real.
    Entraré un poco más en el agua, hasta que alcance las rodillas. Desde allí tiraré el reloj lejos, con fuerza. Llevo el móvil en el bolsillo trasero. ¿Se mojará? ¿Lo tiro también?
    Siento una sensación cálida y suave; el contacto con el agua. El sol deslumbra y percibo la intensidad del olor a mar. Empujo el agua con las piernas; solo el ruido de unas pequeñas olas sirve de grata compañía.
    Las experiencias intensas de la naturaleza trasmiten serenidad, inducen a la contemplación de la belleza del entorno.
    Empuño el reloj con la derecha y lo aprieto. Otra vez río. Alzo la mano lo suficiente para coger impulso y lo arrojo hacia adelante, entre diez y quince metros. Pronto lo engulle el agua.
    Ver conscientemente es una excelente posibilidad de obtener serenidad. Eso es abrir los ojos a lo que, efectivamente, está presente sin mezclarlo con las fantasías e imaginaciones propias.
    Permanezco parado. Creo saber el lugar exacto en el que se ha sumergido el reloj.
    En realidad ver conscientemente implica también percibir ese cristal con el que miramos la vida, un cristal que en su interior acumula nuestras imaginaciones, prejuicios, creencias y escalas de valores.
    Miro a la línea del horizonte y hago una especie de gesto de adiós. Giro; doy la vuelta hacia la orilla.
    Camino muy lentamente para salir del agua.
    Me toco en el bolsillo de atrás... Ahí, aún, está el móvil.
Ignacio Pérez Blanquer




3 comentarios:

  1. Yo también he ido al frigo a coger una cerveza.
    Me ha gustado mucho el escrito aunque tendré que pensarlo un rato más.

    ResponderEliminar
  2. Muy bueno para empezar el domingo con el cafelito en la mano. Estupendo.

    ResponderEliminar
  3. Que concepto tan impreciso, tan variable, tan engañoso, el tiempo. Se nos presenta como un valor absoluto y sin embargo nuestra experiencia nos fice que no. Quel tiempo es variable, impreciso, subjetivo. No ed mo mismo para un niño que para un viejo ni en momentos tristes o momentos felices. El tiempi es un componente mas de la personalidad, del pado de nuestras vidas pir edte mundo.

    ResponderEliminar