Esta mañana, en el
desayuno, hablábamos sobre la “desescalada” (¡qué poco me gusta esta palabra!) por
fases. El próximo lunes entramos, en algunos lugares, en la primera (¿o es la
segunda?). Nos tuvimos que reír al constatar que muy pocos son los que saben qué
significa estar en la fase "cero" o "uno" y qué es lo que
hay qué hacer ahora. Comentamos, preocupados, la incertidumbre que tienen
las personas que poseen un negocio y que no saben por dónde tirar; no tienen ni
idea si los clientes volverán a acudir y tampoco saben si sus empresas tendrán la rentabilidad suficiente para seguir operando.
Repasamos un poco los
números; verdaderamente son de susto y no sabemos cuáles son las cifras verdaderas. Las reales, consideramos, que están muy por encima de las que se publican diariamente. Nos pusimos las
manos en la cabeza al ver el desmesurado número de los sanitarios afectados por el 'coronavirus'.
Desde luego lo
sucedido en España es peliagudo y tiene que haber, necesariamente, unos responsables que carguen
con la pena correspondiente, sería fatal que escaparan sin pagar sus cuentas; si
se van de rositas sería algo terrible. También estuvimos dando un repaso a que
hay muchos juristas que niegan razonadamente que esto sea un ‘estado de alarma’
y que hablan de que es, más bien, un ‘estado de excepción’, eso sí, encubierto por la
propaganda manipulada.
Vimos la catástrofe
de las muertes de personas ancianas en las residencias, nos parece una especie de
exterminio, ¿geronticidio? De horror, y sobre el que nadie da explicaciones convincentes. Y
tampoco hay claridad respecto de la gran escasez de elementos de protección o de
la mala calidad de los materiales que se compraron a toda prisa, a dudosos proveedores
y con, aún más dudosos, intermediarios. Mediadores que más bien parecen una banda
incontrolada de sinvergüenzas y timadores.
También dimos un vistazo
a la lista de esos asesores que ha salido ─¡por fin!─ aunque no se sabe si es oficial
o no. Esos son los que han tomado ─y toman─ las decisiones; han estado ocultos, dictando decisiones trascendentes para todos. ¡Ni en China ha ocurrido esto!
Hemos puesto también
el foco en la gran cantidad de políticos ─y partidos─ que pululan por ahí buscando la oportunidad de medrar,
sacar beneficios o rentabilizar el destrozo de España.
Terminamos el
desayuno (y casi nos atragantamos) comentado algunas cosas sobre el denominado “comité
de reconstrucción” que es como de un chiste negro, de terroristas...
España es un país podrido que además de padecer a demasiados delincuentes con poder que únicamente saben saquear la nación, tiene que sostener y pagar también a una ingente cantidad de parásitos en un Estado enfermo de obesidad mórbida por culpa de sus malditos e ineptos políticos, agrupados en una de las peores clases políticas del mundo.
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