domingo, 24 de mayo de 2020

Y si sale, sale

        Érase una vez... Bajaban abuelo y nieto la cuesta del castillo en dirección al muelle, entonces había una acera. Ambos con la manos a la espalda como era la costumbre y caminado sin ninguna prisa.  Aún quedaban unos metros para llegar al portón del castillo, el niño levantó la cabeza doblando mucho el cuello hacía atrás pues el abuelo era muy alto para la época y preguntó:
        ─Abuelo, ¿qué es "feyconstancia"? ─y añadió─, es lo que le dijiste antes a la abuela.
        El hombre levantó la cabeza riendo con ganas, cosa que no era frecuente pues él solía sonreír mucho sin llegar nunca a la carcajada. Sin mirar al niño le dijo:
        ─Son dos cosas, "fe" es una, y "constancia" la otra, son dos palabras distintas ─le aclaró.
        Con rapidez el pequeño le interpeló:
        ─Pues dime qué es "constancia".


        Siguieron caminando hacia abajo dejando atrás el taller de reparación de motores y piezas de barcos. Pasados los pertinentes segundos, que el abuelo tardaba en contestar habitualmente, le respondió mirando adelante:
        ─Si sale, sale ─y lo repitió─, si sale, sale. Y si no sale hay que empezar de nuevo.
        El niño calló, no supo qué decir durante unos segundos y cuando esos transcurrieron exclamó sin mucha convicción:
        ─¡Ah!...
        ─Si sale, sale. Y si no sale hay que volver a comenzar. Lo demás son fantasías.
        ─¿Y que son fantasías, abuelo?  ─replicó rápido.
        Estaban en la puerta de un sitio que se llamaba "El Resbaladero", el abuelo saludó a alguien que estaba en la puerta y unos pasos más allá le contestó:
        ─La fantasía es cosa que puede resultar ser un buen amigo pero también un gran enemigo ─dió la impresión de haberse deleitado al pronunciar frase.
        El pequeño tomó de la mano a su abuelo y con voz seria le dijo:
        ─¿Es como el gato negro de la abuela?...
        Colorín, colorado...


* Este relato está basado en la frase anterior atribuida al pintor francés, padre del Impresionismo, Édouart Manet (1832-1883).

3 comentarios:

  1. Pilar Nacarino Moreno24 de mayo de 2020, 19:43

    Me encanta, es fabulosa la descripción de la constancia, realmente es la mejor manera de hacérsela entender a un niño. Que importante es tener un abuelo con el que conversar. Creo que jamás olvidaré la frase. Si sale, sale, y si no hay que volver a empezar.

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    1. Los abuelos son una gran riqueza, sin duda. Esperemos que las nuevas generaciones sean muy conscientes de ello.

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  2. Me ha encantado. De Senectute de Cicerón. El abuelo, fuente inagotable de sabiduría. El nieto que escucha al abuelo tiene muchas papeletas para ser tan sabio como su abuelo.

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