Una niña de pocos
años que estaba sentada en el escalón de una acera, jugaba con algunas piedras
muy redondeadas y de colores distintos. Pasaban pocos automóviles y la puerta
abierta de su casa se alcanzaba en pocos metros. A la derecha tenía un montón
de escombros y sobre él había un lavabo roto que lanzaba los reflejos del sol
que le incidían.
Esas reflexiones de
luz le daban en la cara y agitaba su mano tratando de espantar los rayos como
si fuesen moscas. Se acercó unos palmos
a los cascotes sin levantarse, arrastrando sus pequeñas posaderas por la acera.
Al llegar cerca del lavabo oyó una voz extraña que salía de allí y que
exclamaba: «¡Sé muchas cosas, más de treinta años de experiencia!», la niña no
se inmutó, mirando al lavabo con cara seria y labios apretados. «¿Experiencia
en qué? ¿En lavar manos?, creo que eres un lavabo muy bobo», le contestó
impávida. «No puedo reírme porque estoy muy roto, pero en tantos años hay mucho
que ver, fíjate nada más en los cientos y cientos de pastillas de jabón que he
tenido aquí, en la parte derecha», respondió el lavabo tratando de ser
convincente.
La pequeña no se dejó
amilanar: «No quiero saber nada de tus jabones ni de las manos que se han
lavado en ti, no me interesa nada», levantó la voz al pronunciar las últimas
palabras.
Su mamá la llamó
desde la puerta. Obediente, pero con lentitud, se dispuso a separarse de la
pila de escombros. Oyó como le decía: «¡Estás hecha un asco llena de polvo!
¡Vete para el baño que ahora voy para allá!». Tomó carrera y entró en la casa.
Cuando llegó arriba se puso
delante del espejo y, desafiante, le espetó: «Tú eres el que de verdad sabes
cosas, espejito, espejito». Y con autoridad impropia le ordenó: «¡Venga,
empieza a contar!...»
Me ha encantado el cuento Ignacio. ��
ResponderEliminarY el kintsugi. Nuestros cicatrices tienen mucho que contar Y es una costumbre muy bonita hacerlas destacar
Precioso cuento. Si las cicatrices, si los rotos hablaran...pero es mejor el buen pegamento.
ResponderEliminarMuy bonito cuento con una interesante doble lectura. Lo wue esvonde la fábula es algo muy importante. Ese lavabo roto se me aparece como esas mujeres muy mayores con su historia marcada en la cara pir sus arrugas.
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