Ayer
tuve ocasión de ver una película que me gustó bastante y me hizo
pasar un buen rato, el film checo «Kolya», que venía con un
buen currículum:
1996:
Oscar: Mejor película de habla no inglesa
1996: Globo de Oro: Mejor película de habla no inglesa
1996: Nominada Premios BAFTA: Mejor película de habla no inglesa
1996: Festival de Venecia: Mención Honorífica (Jan Sverák)
1996: Premios del Cine Europeo: Nominada a mejor película
1996: Satellite Awards: Nominada a Mejor película de habla no inglesa.
1996: Globo de Oro: Mejor película de habla no inglesa
1996: Nominada Premios BAFTA: Mejor película de habla no inglesa
1996: Festival de Venecia: Mención Honorífica (Jan Sverák)
1996: Premios del Cine Europeo: Nominada a mejor película
1996: Satellite Awards: Nominada a Mejor película de habla no inglesa.
Se
trata de la narración de un retazo importante de la vida de Franka
Louka, personaje imaginario que es un violonchelista y profesor de
cierto renombre en la Checoslovaquia arrasada por el comunismo
soviético. Al perder empleo en la orquesta, no le queda más
solución que tocar en los funerales para sobrevivir. Pero ha
contraído muchas deudas y no puede saldarlas. Por eso, cuando el
señor Broz, el sepulturero, le ofrece la posibilidad de resolver sus
problemas económicos casándose con una rusa que desea conseguir la
nacionalidad checa, acepta. Ella aprovecha la ocasión para emigrar a
Alemania Occidental, dejando a su hijo de cinco años con su abuela.
Pero cuando la abuela muere, Kolya deberá vivir con su padrastro y
ahí está el meollo de la cuestión...
La
película es también un claro alegato anticomunista.
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