Voy a escribir algo en siete minutos, no sé a cuánto me llegará, se trata de una prueba, no de velocidad, sino de contar un máximo de cosas, no debo parar, para nada, en esos siete minutos. Se trata de una de mis malditas ocurrencias.
Realmente deseo relatar alguna pequeña cosa que me haya sucedido en estos días, alguna minucia de esas que parece intrascendente pero que después tiene más influencia de la que uno cree y te catapulta de modo sorprendente hacia sitios insospechados.
Lo malo es que ahora no encuentro en mi cabeza ninguna cosa de esas. Seguro que me han ocurrido un puñado anécdotas de contenido mínimo, pero ahora no me acuerdo de ninguna, pero no he de dar este ejercicio por fracasado, conseguiré teclear siete minutos aunque sea sin contar nada.
He de decir que mi velocidad de tecleo no es espectacular, ni tan siquiera decente, soy más bien lento escribiendo y siempre vuelvo atrás para ver lo que he escrito e ir corrigiendo detalles sobre la marcha.
Una de las cosas puede ser el calor, otra el Levante, otra el cansancio intrínseco de todo verano. También podría contar algo sobre mis controles diarios de la glucosa y cómo intento contener la subida del azúcar en la sangre mediante la alimentación y el ayuno intermitente; el de cuatro días a la semana pasando, a base de infusiones, dieciséis horas sin comer nada. Así voy viendo como los numeritos oscilan cada mañana ─en ayunas─ por arriba o por debajo de lo apetecible. Algunos días, sin saber cómo, me desespero y me deprimo (aunque las subidas no son tan escandalosas como eran las de mi madre, que llegaba hasta los 400 mg/dL), yo sólo llego, en mis peores momentos, a un máximo de 1,3. Pero eso me pone en alerta, le tengo miedo, sé las consecuencias que eso trae.
Me fijo ahora ─con esto de la pandemia─ en que si la carrera en busca de las vacunas ─carrera absolutamente lógica y justificada─ se aplicara a la investigación en la diabetes quizás se evitarían las desastrosas consecuencias que tiene cada año esta enfermedad en el mundo, con un coste económico bestial. Bueno, también con otras enfermedades ocurriría exactamente igual. Pero ya sabemos que la traducción en votos de esto es un cálculo difícil para los políticos y hay otros asuntos de rentabilidad política que los ven más inmediatos, como sacar huesos enterrados y cambiar nombres de calles y plazas...
¿Ya han pasado los siete minutos? Creía que iba a poder escribir más; debe ser mi lentitud mecanográfica... ¿Quizás con un bolígrafo?...
Pues me ha parecido muy interesante lo de la diabetes, porque los diabéticos han salido muy mal de la pandemia con más peligro de fallecer de complicaciones del Covid.
ResponderEliminarEs cierto. No se conocen las cifras, pero parece que los diabéticos se han llevado una de las peores partes de la maldita pandemia.
EliminarMuchas gracias por el acertado comentario.
Me ha parecido un ejercicio estupendo. Te voy a copiar la idea porque hace tres años que no escribo nada; se me han oxidado las neuronas...
ResponderEliminarEmpezaré hoy mismo. Ya te contaré... GRACIAS
¡Estupendo Tiny, bravo!
Eliminar¡Lo harás genial!
Qué cosas se te ocurren, Ignacio. Originalísimo. Todo un ejercicio de creatividad. Eso yo lo conocía de algún músico pero nunca lo había descubierto en ningún escritor. Enhorabuena. Creo que has salido triunfador en tu desafío a ti mismo.
ResponderEliminarGracias por tus palabras Jesús.
EliminarHe de decir, en honor a la verdad, que tardé siete minutos en confeccionar el borrador del texto, pero que tardé más del doble de tiempo en la puesta a punto.
Un abrazo.
Pues en siete minutos dices las cosas mejor y mas claras el el falconeti en hora y media de mitin.
ResponderEliminarNo se si de publicó mi primer comentario, pero ahí va de nuevo. Decía que en estos 7 minutos( duplicados para la corrección de estilo) nos demuestra tu creatividad, tus controles, tus miedos y eso para mi tiene un calor humano maravilloso. Gracias
ResponderEliminarBuenas tardes, Ignacio.
ResponderEliminarAcabo de leerte 👏👏 y me han encantado tus siete minutos.
Mi marido es diabético desde hace siete años,tipo dos;toma metformina. La tiene controlada, se cuida y da sus paseos.
Es verdad lo que dices, debería avanzar más este tema tan importante para la salud. Tengo amigos diabéticos desde la infancia y el tratamiento ha variado poco.
Negocio farmacéutico?
Gracias Ignacio por este ratito.
Un abrazo
Me ha parecido un ejercicio muy bueno. Escribir lo que se te ocurra en siete minutos. Pues parece que la imaginación se queda en blanco, sin embargo el resultado muy positivo. Deberíamos ejercitarlo...
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