martes, 6 de agosto de 2019

Un rato antes de entrar



     Fueron muchas horas de espera antes de entrar en quirófano; quería reflexionar de manera ordenada sobre algunas cosas antes de que me llevasen allí. Pero, era imposible sistematizar algo en mi cabeza, bastaba que pensase en algo unas décimas de segundo e inmediatamente otro pensamiento acudía y suplantaba al anterior. Creo que Confucio se equivocaba cuando decía que la vida es muy simple, pero que los humanos insistimos en hacerla complicada; desde luego, antes de entrar en una sala de operaciones la vida no parece algo simple, nada simple.
     En uno de los momentos de dominio de mí y de serenidad me acordé de Shakespeare y sonreí al repetir musitando: «Un hombre que no se alimenta de sus sueños envejece pronto».
     Los sueños, los sueños...
     Varias veces alumbró en mi cabeza la idea de que ya, inexorablemente, me encontraba en la octavo y último escalón de la Teoría del Desarrollo Psicosocial de Erickson. En 1950 el psicoanalista Erick Erickson propuso la teoría de las ocho fases existenciales del hombre, Erickson teorizó que con los años el individuo se desarrollaba por medio de la interacción social. Proponía que desde el nacimiento hasta la vejez transitamos por ocho estados de crisis, y que pasamos de uno a otro influidos por la sociedad y que, por tanto, el desarrollo del yo dura toda la vida. La última ─la mía─ es la llamada «Integridad del yo frente a la Desesperación». Según el profesor Erickson este estadio se da desde, aproximadamente, los 60 años hasta el final de la vida y la figura más relevante de esta fase es el ser humano como tal. Se trata del periodo en el que uno deja de ser productivo o al menos ha disminuido en mucho su productividad. Es ese pasaje (o paisaje) en el que la vida cambia totalmente. Hay amigos y familiares que desaparecen y uno tiene que afrontar los duelos que provoca la adultez tardía (o sea, la vejez) tanto en el propio cuerpo como en el de los demás.
     Me sentí molesto con Erickson, intenté meter en mi cerebro algo más optimista. Se me ocurrió pensar que nuestra vida siempre se configura en torno al resultado de nuestros pensamientos más dominantes y frecuentes, y me dije: vamos a modificar esos pensamientos. Creo que eso lo decía el filósofo danés Søren Kierkegaard, pero no estoy nada seguro. A él le gustaba relacionar el modo de vida de cada uno con los principios e ideas más relevantes de nuestro modo de pensar.
     Mi esposa y mis hijos habían ido a tomar un café. Llegó una enfermera sonriente y toda de verde diciéndome que me llevaba al quirófano.
     Me vino una última frase a los labios: «Aquellos que quieren cantar siempre encuentran una canción...»
 Ignacio Pérez Blanquer

7 comentarios:

  1. Con que sencillez y naturalidad has descrito la experiencia vivida hace menos de un mes. Me encanta la entereza conque llevas estos momentos de dureza, aunque afortunadamente con muy buen pronostico. Te mando un fuerte abrazo

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    1. Gracias Mavi, he tratado de recoger en una breve síntesis lo que fue aquel día.
      Un gran abrazo.

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  2. Buen articulo, pero vislumbro matices pesimistas. Muchas habrán sido tus emociones, reflexiones, meditaciones,...las que habrás tenido en este último mes.
    El verano pasado leí De Senectute de Cicerón y por supuesto, Carta sin respuesta a Cicerón de Pedro Olalla. Te
    las recomiendo en tu aventura lectora. A mí me encantaron. Aun hay que dar mucho...

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    1. Muchas gracias por tu recomendación, en cuanto esté un poco más recuperado y me sea más fácil concentrarme en la lectura le meteré el diente. No obstante ya lo he descargado en una edición latín-español:
      Sobre la vejez

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  3. Sencillamente GENIAL... Tenemos Ignacio para rato... !Valiente! ... !!!BRAVO!!!. Felicidades.

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  4. Acabo de leer tu reflexión, sincera reflexión, y es un auténtico autorretrato; eres tú en estado natural. Dejas que aflore lo que te decía ayer: ese miedo que nos agarrota y dispara nuestra mente porque el cuerpo no puede salir corriendo y dejar lejos el hospital.
    Pero no le des más cancha a los pensamientos trágicos. ¡Adelante, que has tenido mucha suerte!

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  5. No olvides a Carta sin respuesta a Cicerón... Te va a ancantar...

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