Hoy quería escribir sobre esa pócima mágica
que es el «entusiasmo». Definir el entusiasmo no es tarea fácil, al menos, definirlo como yo lo entiendo. El diccionario dice que el entusiasmo es algo así
como la excitación que sentimos por algo que nos fascine y encante. También
puede decirse que se trata una intensa devoción que lleva a seguir con empeño
alguna causa del tipo que sea, da igual.
Pero esas no son mis ideas del entusiasmo,
para mí el entusiasmo es una especie de energía vital, de ardor interior; de
algo que te quema y hace que emprendas alguna tarea ─por nimia que pueda
parecer a otros─ de manera vehemente y ferviente.
El entusiasmo es algo vinculado a la ilusión y
a la pasión, cuando existe entusiasmo debe haber, también, unas altas dosis de
vitalidad, repito con énfasis: “vi-ta-li-dad” y, por supuesto, optimismo.
El entusiasmo es eso que nos posibilita
deleitarnos con lo que hacemos y nos permite comprender todo lo que la vida nos
brinda.
¿He repetido muchas veces la palabra “entusiasmo”?
No inquietaros, la repetiré más veces en la siguiente entrada que ponga aquí.
!Buen ánimo!... Entusiasmo... Pasión... Vitalidad... Hacer cosas aunque mínimas... palabras que me resuenan.
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