viernes, 6 de septiembre de 2019

La impaciencia no resulta


     Me contaba mi amigo Kimura que, con frecuencia, entre los alumnos novatos de Tai-Chí, hay uno que pregunta respecto al tiempo que se necesita para aprender este arte marcial. Y dice que la respuesta de cualquier maestro (que suele estar cargada con un poco de sorna) suele ser parecida a: “No tengo ni idea, pero cuando perciba que ya lo he aprendido, te lo diré sin falta”.
     El Tai-Chí es un aprendizaje que dura toda la vida. Los grandes maestros no han dejado de aprender hasta el final de sus días. Y aquí hay una gran verdad: cuanto más aprendes, más te das cuenta de todo lo que no sabes. Por lo tanto, hay que tenerlo muy claro: nunca llegaremos a un estado en el que podamos decir “ya domino el Tai-Chí”. Y aquel que lo haga, que sepa que con esa postura atenta contra uno de los principios fundamentales del taoísmo; la humildad. Y esa humildad es la que nos ha de dar impulso para seguir aprendiendo, aprendiendo y aprendiendo, y a no dejar nunca de aprender.
     Me contó después la leyenda del alumno que quería correr mucho en su aprendizaje, la historia cuenta que una vez un joven se acercó a un venerable maestro de un arte marcial y le preguntó:
     ─Maestro, ¿durante cuánto tiempo necesito entrenar y practicar para ser el mejor luchador de todo el país?
     El maestro le respondió:
     ─No menos de diez años.
     Sorprendido por la respuesta, el joven insistió:
     ─Es demasiado tiempo. ¿Y si practico el doble de tiempo que los demás alumnos?
     ─Entonces veinte años ─respondió ahora el maestro.
     ─¿Y si pongo en ello todo el ardor, el ansia y la fuerza, y si entreno día y noche y ni siquiera paro a comer o dormir? ─inquirió de nuevo el impulsivo joven.
     ─Entonces tardarás treinta años ─contestó impertérrito el maestro.
     Ante esa última respuesta, el novicio ya no pudo contenerse:
      ─Maestro, ¿cómo puede ser que a cada esfuerzo extra que digo que haré me respondéis que me llevará más tiempo cumplir mi sueño?
     ─Es así porque cuando alguien tiene un ojo mirando exclusivamente a un objetivo, le queda, únicamente, el otro ojo para para encontrar el camino ─esa fue la rotunda respuesta.
     Esta historia, muestra de manera ejemplar toda la paciencia, dedicación y concentración que requiere el aprendizaje de un arte como el Tai-Chi.


6 comentarios:

  1. Muy buen artículo... me encantó como se ejemplifica la importancia de la Paciencia... Humildad y Perseverancia en la vida. En el pensar, sentir y hacer.

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  2. La paciencia es la madre de todas las ciencias, con ella, se puede conseguir todo, pero es una cualidad que no siempre se tiene. Puedes tenerla un día, y al siguiente no, solo en escasas ocasiones somos pacientes.

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  3. Es verdad, la impaciencia es corrosiva y muy tóxica, lo digo por experiencia personal.

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  4. Cada día me gusta más este Kimura, cuánta paz te transmite cuando habla.

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  5. Que buen mensaje. No hay que preocuparse por llegar a la meta sino disfrutar el camino.

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