Intentaba recordar esta mañana una historieta
sobre el proceso y la metodología a seguir para la consecución de un objetivo.
Supongamos
que queremos cultivar una zanahoria en vez de ir al mercado a comprarla;
primero tenemos que conseguir algunas semillas. Luego, habrá que encontrar un
terrenito, un trozo de tierra, una vez hallado habrá que prepararlo y cavar un
hoyo en el que meteremos las semillas. Lo cubriremos de tierra, regaremos y
fertilizaremos. La madre naturaleza se encargará del trabajo restante y las
semillas brotarán, crecerá la planta y terminaremos cosechando las zanahorias,
¿no es así?
Por
supuesto el lugar en donde plantemos las semillas deberá ser un sitio donde
haya sol, pues si las plantamos en lugar oscuro los brotes serán pequeños y
desaparecerán pronto. Hay que regar ya que si no hay agua morirán. Si nos hemos
equivocado en la elección del terreno también tendremos dificultades para que
el cultivo tenga éxito. Y si se nos olvida el fertilizante adecuado las plantas
tampoco irán bien hacia arriba.
Esta claro que se necesita preparación y disposición (cuando menos)
antes de que una semilla de zanahoria ─o de lo que sea─ se pueda convertir en
un vegetal plenamente maduro. Esto es lo mismo que sucede con los objetivos que
nos hayamos propuesto conseguir, hay un paralelismo claro en ambos procesos. Bueno,
pues así como pasa con las semillas, pasa con la programación que tenemos que
llevar a cabo para llegar a una meta cualquiera. Estamos hablando de causa-efecto...
Simplemente eso, causa-efecto.
¡Ah!
No debemos olvidar el tiempo y la paciencia.
¿De
verdad solemos aplicar este proceso a nuestras cosas?
¿Servirán las siguientes normas como sistema causa-efecto para ser más feliz?
Posiblemente la felicidad permanente no sea
un estado posible ─ni deseable─. Siempre habrá altas y bajas, como las mareas,
habrá salidas y entradas, habrá estados on y estados off. No habrá manera de soslayarlo.
Quizás con esas normas podamos lograr más estados on que estados off. ¿Será así?
Este artículito tiene una continuación en: Cultivar la causa del efecto deseado