Mirando a nuestro alrededor en estos días
de grandes divergencias políticas (y ya llevamos así bastantes días) nos tenemos
que hacer algunas preguntas, eso sí, retóricas en su mayoría. La primera podría
ser: ¿Por qué es tan difícil que podamos entendernos?
Las divisiones sociales se van
convirtiendo en piedras graníticas, el debate público es una especie de
gallinero en el que todos gritamos, nadie escucha a nadie y cada uno piensa que
únicamente él está en posesión de la verdad.
Seamos ─y da igual─ de derechas o de
izquierdas, siempre tenemos la convicción profunda de que nuestro oponente
político no sólo se enfrenta a nosotros si no que, además, no comprende nada de
nuestros argumentos y ni siquiera intenta entenderlos.
Se me ocurre pensar que los habitantes de
estas sociedades modernas estamos divididos por tener diferentes puntos de
vista morales de la realidad y eso nos lleva a situarnos en torno a clanes
políticos muy enfrentados. Y esto se traduce en una incapacidad de entender que
tanto los progresistas como los conservadores o los liberales, o los creyentes
y los ateos, tienen su parte de razón; pero ese conflicto moral al que hemos
aludido impide verlo.
¿Habrá algún tipo de prescripción ─o
receta racional─ para tratar de superar los antagonismos y aprender a resolver los conflictos?
Hola Ignacio, me ha llamado la atención mucho lo subrayado: diferentes puntos de vista morales de la realidad. Debemos hablar sobre esto, es un tema muy importante.
ResponderEliminarまたね (Mata ne)