Muchas veces he dicho que nuestra
civilización ─la que ahora se tambalea un poco─ se asienta sobre tres libros:
la Biblia, la Iliada y la Odisea; ahí están las bases (algunos dicen, y también
es razonable, que los fundamentos están en: el derecho romano, la filosofía
griega y la cultura cristiana). Por eso son libros que suelo tener cerca y con
frecuencia leo alguna página. Hoy abrí la Biblia por un sitio al azar y me
encontré con Romanos 1:22.
Pensé después que la Biblia profetizó, con
cientos de años de anticipación, el “aumento del conocimiento” en ese siglo,
pero esos nuevos descubrimientos científicos y avances tecnológicos ─y muchos
somos los que tenemos esa impresión─ sólo le han servido a la humanidad para
hacerla más arrogante y engreída.
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