Siempre hay recuerdos
persistentes, son como burbujas que nos rodean perennes, que no se van, ni
estallan, continuamente nos acompañan. El que sigue es uno de ellos.
A principios de 2011 ─cuando
confeccioné el blog para la Academia de Bellas Artes Santa Cecilia─ no sabía
qué poner al principio, había estado enredando con las cuestiones técnicas y no
había pensado en un artículo en plan exordio para iniciar aquello. No sé para
qué me levanté de la silla delante del ordenador y al caminar unos pocos pasos vi el cuadro de cuando era niño. ¡Saltó la chispa...!
Escribí lo que viene a
continuación:
EMPEZAMOS
Estaba confeccionando este ‘blog’ de la Academia de Bellas Artes, e inevitablemente un batiburrillo de recuerdos me venían a la cabeza. Nosotros, de niños, siempre hacíamos supresión de la solemne palabra Academia y decíamos sólo Bellas Artes.
Yo comencé bastante pequeño, primero dos cursos de dibujo a lápiz y carboncillo y después, en 1957, el anhelado curso de pintura a la acuarela. ¡Los pinceles y el color! ¡Qué maravilla!
La vieja casona de la calle Santo Domingo, mi carpeta muy grande, o al menos así me lo parecía, los pinceles, el gordo, el finito y el intermedio, los tubitos de acuarelas comprados en Pérez Pastor en la calle Larga. Un trozo de cristal con los bordes lijados que servía de paleta. ¡Más de medio siglo ha pasado!
Sonidos… los sonidos, aquel repetitivo do-re-mi-fa-sol que se oía desde la calle, la música imponente del piano, que llenaba el caserón o el chirrido de un violín maltratado.
El tiempo no me ha hecho olvidar a ninguno de aquellos queridos y respetados profesores, tampoco olvido la Secretaría, llena de amigos de mi padre que siempre sabían reír.
En un discreto lugar de mi casa, pero siempre a la vista, tengo mi primera acuarela, una simple pintura de niño, pero la miro con frecuencia y placer. Quizás ella también ─misteriosamente─ me mire a mí y nos digamos algo, algo que sólo nosotros entendemos...
(Mi primera acuarela, mayo de 1957)
Un jarrón precioso, y después de saber la historia, todavía me gusta más. Eres un artista bastante polifacético, aunque creo que escribir es lo tuyo.
ResponderEliminarEres demasiado benévola e indulgente conmigo. Besos.
EliminarNossa você pintava muito bem, preciosa a sua primeira aquarela , mas mais precioso são as lembranças e recordações de sua infância, as canções, os mestres, saudade dói mas ao mesmo tempo nos enche de ternura e alegrias, se fosse possível voltar no tempo eu acredito que a grande maioria voltaria a infância onde predominava a inocência.
ResponderEliminarSe soubéssemos o que o futuro nos reservava teríamos aproveitado cada segundo de nossas amadas infâncias. Você deve ter histórias maravilhosas desse tempo onde tudo era pura poesia,
Muito obrigado pelas suas palavras.
EliminarEu acho que escrever sobre coisas da infância se recupera um pouco desse tempo e nos tornamos crianças por alguns momentos. Tem um efeito terapêutico.
La acuarela es preciosa. Si con diez años eras capaz de hacer algo así, no sé como no seguiste por el camino del arte . Pero te decantaste por la ciencia.
ResponderEliminarPosiblemente la pintura se haya perdido una gran figura.
Aun estas a tiempo
Querida Mavi, probablemente hubiera pintado algunas cositas para mi entretenimiento, nada más. De todas formas la ciencia y el arte son dos aspectos de una misma realidad, no son elementos o entidades antogónicas, son dos lenguajes, yo diría que complementarios y me atrevería a añadir que están mucho más unidos de lo que solemos pensar.
EliminarSiempre me gustó ese jarrón, me parecía una muestra de que quién dibuja y luego colorea con acuarela ese dibujo con sólo 10 años y que prácticamente ha empezado a pintar hace poco.Me sigue gustando ese cuadro y le tengo cariño.
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