Estaba dando los últimos sorbos al primer
descafeinado de la mañana en el bar; ya doblaba el periódico con cuidado para
que sus páginas no estuviesen demasiado descuadradas cuando una voz femenina y
familiar sonó a mi espalda:
─¡Hombre! ¡A ti tenía yo ganas de
verte!
Se puso a mi lado derecho, y me giré hacia
ella pasándome la servilleta por las comisuras. La miré con cara interrogativa
y me espetó:
─¿Qué hay de eso de los
"neutrinos"? ¿Es verdad que corren más que la luz? No tuve más remedio que sonreír, era lo que
menos me esperaba a esa hora de la mañana. Le dije:
─¿Los "neutrinos? ¿Te ha dado ahora
por la física de las partículas? ¿Has dormido bien esta noche?
─Están los periódicos hablando de eso,
también la televisión, he leído algo, y claro, ni papa. Cuéntame algo de eso,
anda.
Sabía
que le tendría que hablar de los "neutrinos", no tenía posibilidad de
escape. Tomé aire y pedí al camarero dos descafeinados. Mirando hacia las
botellas del anaquel de enfrente empecé a decirle:
─En el siglo XIX los físicos aún estaban
convencidos de que la materia y la energía eran dos cosas muy distintas y que
casi no tenían nada que ver una con la otra. Para ellos la materia era lo que
ocupaba un lugar en el espacio y tenía masa. Al tener masa le afectaba el campo
gravitatorio, y tenía inercia. Sin embargo la energía, era algo sin masa, no
ocupaba lugar en el espacio pero era capaz de generar trabajo.
¿Comprendes?
Asintió con un movimiento de cabeza y
añadió:
─Pensaban además que la materia era un conjunto
de partículas o sea átomos y que la energía eran ondas, ¿no?
─Exacto ─le contesté─, además creían que
tanto la materia como la energía, cada una por su parte, no podía ser creada ni
destruida. La cantidad de materia y la cantidad de energía en el universo era
constante. Regían de manera absoluta las leyes de conservación de la materia y
de la energía. Sabrás que en 1905, Einstein demostró que la masa es como
energía concentrada y que la masa podía convertirse en energía, y al revés.
Paré un poco mi discurso, la miré y vi que
seguía muy interesada, proseguí diciéndole:
─Sobre los años veinte del pasado siglo ya
se vio que no era posible hablar de materia y energía como si fuesen cosas
diferentes. Los físicos descubrieron que las partículas con masa a veces se
comportaban como si fuesen ondas, y que las ondas se comportaban en ocasiones
como si tuvieran masa.
Se le iluminó la cara con una sonrisa y
exclamó:
─¡Ah! ¡Claro! Por eso se habla de
"ondas del electrón" o de "partículas de luz" o
"fotones", ¿no es así? ¿Ves? Yo también sé un poco de esto.
─Ya veo, ya veo. Pero viniendo de ti no me sorprende ya nada. No
obstante debes tener en cuenta que hay todavía una palpable diferencia ─hice
una pausa para tomar un largo sorbo del muy caliente vaso─. Las partículas de
materia pueden hallarse en reposo respecto a un observador y aún en reposo
tienen masa. Los "fotones", sin embargo, en reposo tienen masa nula.
Bueno, pero eso es pura teoría pues las partículas que tienen en reposo una
"masa nula" nunca pueden estar en reposo con respecto a ningún
observador.
Mi amiga puso mirada inquisidora y
dijo:
─Y esas partículas se mueven siempre a la
velocidad de la luz. ¿No?
─¡Sí señora! Esas cosas se mueven siempre
a la velocidad de 299.793 Km/s en el vacío. Tan pronto como nacen o aparecen se
empiezan a mover a esa velocidad.
Ella, de natural impaciente, me volvió a
preguntar:
─¿Y los "neutrinos"?
─Ahí voy, ahí voy. Los
"neutrinos" se forman en determinadas reacciones nucleares y hasta el
momento no se les ha podido medir su masa; lo probable es que los
"neutrinos", al igual que los fotones tenga en reposo "masa
nula". Pero los "neutrinos" son bastante distintos a los
fotones. Por ejemplo, los fotones interaccionan fácilmente con las partículas
de materia, son absorbidos por ella o retardados. Sin embargo los
"neutrinos" pueden atravesar enormes, inmensas, masas de materia, sin
verse afectados por ella. ¡Ah! De las propiedades electromagnéticas de los
"neutrinos" creo que no se conoce prácticamente nada.
Mi amiga puso un poco gesto de decepción,
quizás pensaba que los "neutrinos" era algo más concreto y conocido.
Preguntó ahora:
─¿Y qué hay de su velocidad?
Bebí el último sorbo y le dije:
─Parece que lo que está claro hasta ahora,
es que si los "neutrinos" tienen una masa en reposo nula entonces no
son materia. Por otra parte, se necesita energía para formarlos y también
cuando se desplazan se llevan parte de esa energía consigo, luego podríamos
decir que son una forma de energía, que se supone tenía que moverse a la
velocidad de la luz. Si de verdad se mueven a mayor velocidad entonces aparece
un misterio grande. De todos modos te diré que en 1967 Gerarld Feinberg,
estudió los "taquiones" que eran unas partículas hipotéticas que
viajaban a velocidades mayores que las de luz, curiosamente este físico de la
Universidad Columbia predijo la existencia de uno de los tres tipos que hay de
"neutrinos".
─¿Y
qué pasará si realmente los neutrinos van más rápidos que la luz? ─y
seguidamente añadió─ Tendremos que seguir hablando de esto.
─Pues
nada, querida, nada. Un genio aparecerá, creará una nueva Física que lo
explique todo y quizás dentro de un puñado de años se verá alguna consecuencia
de todo esto. Se terminó su café y exclamó:
─¡Pues vaya con los "neutrinos"!
Ignacio Pérez Blanquer
En estos días, en un no parar ─y con hartura infinita─ de escuchar la exuberante palabrería política que nos invade. Me refugié en uno de mis pensamientos favoritos que se resume en la frase: «Sin ciencia hay poco futuro».
ResponderEliminarTambién estuve analizando durante un rato la parte de responsabilidad (y también, y no me cabe duda, de culpabilidad) que tenemos los científicos de la situación actual de la ciencia en nuestro país. Hay personas que piensan que divulgar la ciencia es una especie de divertimento y que la cultura científica es algo que se puede omitir, excluir, o marginar, de la cultura humana, se trata de una enorme equivocación, sobre la que otro día hablaré.
Es bastante desastrosa, y lo digo así, la cultura científica de la sociedad en general y no digo nada de la de nuestros políticos en particular, ahí brilla por su ausencia. Y la única forma que conseguir que los políticos de los próximos gobiernos dediquen atención a las ciencias (y repito, «Sin ciencia hay poco futuro») es lograr que la sociedad sepa lo que hacen sus científicos.
Los científicos somos una de las profesiones más valoradas en España y tenemos la obligación ineludible de poner en valor la ciencia, divulgarla, expandirla, darla a conocer.
Particularmente, yo no puedo ser un “divulgador” en el sentido periodístico que ahora tiene esta palabra pues no he sido preparado para ello, pero ─a mi modo y manera─ voy a tratar, todas las semanas, de que mis amigos y seguidores entiendan un poco, qué es la ciencia y qué hacen los científicos. El artículo anterior puede ser un ejemplo del que será mi "modus operandi".
Espero conseguir algún porcentaje de éxito.
Y ahora diré eso de: ¡Gracias por vuestra amable atención!