Ahora pensaba que hay
que romper ya, de manera ineludible, con el «gatopardismo», que a veces se
denomina «Efecto Lampedusa». Con esta palabra se pone de manifiesto la actitud
de “cambiar todo para que las cosas sigan iguales", tal como lo proclama ─muy
a menudo─ el personaje de la novela de Giuseppe Tomasi de Lampedusa (1896-1957)
«El Gatopardo». Esto lo dice siempre cuando hace referencia a las
confabulaciones y pactos (más, o menos, espurios) con sus adversarios
políticos.
Realmente el «gatopardismo» es la
filosofía de quienes piensan que es preciso que algo cambie para que todo siga
igual. Este «gatopardismo» consiste en hacer las cosas de modo que algo se
mueva, o cambie, con la fraudulenta intención que todo lo demás permanezca
absolutamente inalterado en la organización social. Todo se basa en la
apariencia, en hacer reformas meramente de envoltura, de fachada. Se trata de
hacer reformas superficiales, demagógicas o, incluso, de espectáculo, que
únicamente pretenden mantener inamovibles los beneficios y privilegios
económicos y sociales que los caciques de esas transformaciones, los «gatopardistas», ambicionan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario