miércoles, 11 de marzo de 2020

Me apena la palabra


     El lenguaje actual nos obliga a un continuo “entender entre líneas”. Debemos ir en pos de significados ocultos, casi esotéricos. En el mensaje que se recibe hay que presuponer que siempre debe transportar alguna falacia, alguna mentira o en el mejor de los casos un falso halago o también, quizás, algún tipo de provocación.
     ¿Nos encontramos al borde de una extraña revolución en la que las ideas de verdad o mentira no sirven de puntos de apoyo o referencia? Ahora el éxito ahora está vinculado solo al dominio de lo práctico, a los objetivos y logros, a tratar de conducir a personas y sucesos en paralelo de tácticas planificadas.  El materialismo anormal ha conseguido someter al lenguaje común a la obscenidad y a la desvergüenza más descaradas pero, sin embargo, no se ha reflejado en una mejora sustancial en las relaciones humanas.  
     Vemos con dolor como las palabras cada día van perdiendo más y más su directa significación. Parece ser que lo importante, en el acontecer cotidiano de las relaciones humanas, no es lo que expresan los interlocutores en una conversación, sino lo que les conviene decir.
     Es como si se estuviera gestando una nueva forma, espuria, de comunicación. Las palabras ya no son esos hermosos vehículos que trasmiten emociones, deseos, razonamientos, conocimientos... Las palabras son ya sólo instrumentos al servicio de determinadas intenciones. Estas palabras, convertidas en herramientas, se mezclan, se disuelven unas en otras, para que generen ciertas reacciones que a alguien convienen. Las frases ya no tiene significado por si mismas, su sentido literal es algo vacío, despreciable, su valor pasa a ser subliminal, lo importante es su mensaje implícito, y este mensaje lleva, casi siempre, un detonador para producir un efecto preconcebido en el que escucha. La trasmisión pierde fatalmente frente a la manipulación.
     Parece que la humanidad repite posición y se encuentra otra vez en una ya conocida encrucijada: ¿Importa el hombre o el progreso material a cualquier precio?


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