Estamos en tiempos muy complicados, es como si una terrible tempestad nos estuviese golpeando con saña y que ─en estos mismos instantes─ está destruyendo nuestros nidos y refugios.
Parece que únicamente tenemos dos opciones; o levantar el vuelo y volar más
alto que la tormenta o sucumbir ante ella.
Esto ha bajado de mi memoria el cuento sobre la gaviota que miraba raro, de mi libro «Cuentos, relatos y extravagancias».
Érase una vez... Había un niño que miraba una gaviota que estaba a unos veinte o treinta pasos de él; la gaviota observaba al niño de perfil, con solo su ojo izquierdo. Muy despacito y en silencio fue acercándose a ella contemplándola con fijeza y dando un pequeño rodeo para no espantarla. La gaviota era grande, casi la mitad del niño.
Mientras daba el
rodeo el enorme pájaro se movía, pasito a pasito, y seguía vigilándolo con
aquel ojo izquierdo. Redondo, de iris blanco. El niño pensó en el gigante
Polifemo, aquel ser de un único ojo del que, a veces, le hablaba el abuelo.
Se sentó en un pretil
que había junto a una palmera vieja y torcida. Notó que la gaviota se acercaba
con lentitud, caminando de lado, atisbando con aquel ojo; se mantuvo muy quieto
para darle confianza.
Seguía su
aproximación, ya estaba a unos palmos: cuatro... tres... dos... Siempre de
lado.
Era blanca con alguna
manchas de gris azul; limpia. No hacía ningún ruido. Quedó quieta y, quizás, un
poco incómoda, volteaba el ojo por el que miraba.
Se vigilaban. El niño
le hizo ─muy quedo─ una pregunta: «¿Qué te pasa?», nada respondió, incluso paró
el ojo.
Intentó desplazar la
mano para acariciarla en suave gesto. La gaviota echó sus patitas hacia la
derecha, una y otra, una y otra, conservando la misma postura de perfil. «¿Te
ocurre algo?, volvió a preguntarle el niño. Unos segundos después aleteó
levemente y emprendió el vuelo tambaleándose.
La miró como se iba
y, después, dirigió su mirada hacia el reborde en donde se había posado...
había un reguero de lágrimas y sangre.
Volvió a levantar sus
ojos, buscándola sobre el cielo azul sin nubes...
Colorín, colorado...
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