lunes, 13 de abril de 2020

En arresto domiciliario


     Cuando tomábamos ese café de las once, Kimura dijo algo que me dejó muy pensativo. Me comentó:
     ─Estoy muy impresionado al ver que en España haya tantas señales y signos de vida entre tanta muerte y horror. Ver a las personas, que con gran corazón ayudan, tanta gente colaborando, ver tanta vida entre ataúdes es algo aterrador y, también, grandioso. Desde luego, creo, que por eso me gusta tanto España. Tenéis algo grabado a fuego en vuestras mentes, la historia lo refleja a menudo, vuestra esperanza siempre es mucho más poderosa que vuestro miedo...
     Me quedé muy en silencio ante esas palabras, en unos instantes no supe cómo reaccionar ni qué responder. En realidad no había nada que contestar a lo que había dicho mi amigo, únicamente reflexionar. Sus palabras me sonaron paradójicas pero algo de verdad ─y de eternidad─ había en ellas.
     Terminé lentamente los últimos sorbos del café y le pregunté:
     ─¿Es posible que la muerte sea más débil que la vida? Por lo que dices, cabe pensar que la vida tiene mucha menor dimensión en el tiempo, pero es más densa, tiene más peso. La vida lo rompe todo... no sé cómo decirlo.
     A Kimura aún le quedaba café en su taza (bueno, él no tomaba café, él siempre bebe, a esa hora, té verde) y se volvió a mirar a lo lejos, por la ventana, en un gesto muy suyo, es como si fuera a salir volando. Un poco más atrás, a su lado, yo también miraba a la distancia. Con una voz, que me sonó solemne, añadió:
     ─Sabes que siempre he estudiado con placer y curiosidad vuestra historia, nunca la he comprendido del todo, pero ahora parece que vislumbro algo de vosotros y de esa historia también, en estas dramáticas circunstancias.
     Tardé unos largos segundos en preguntarle escuetamente:
     ─¿Qué has visto?
     ─Creo que vosotros, cuando estáis en las situaciones más terribles de la vida siempre os planteáis el mismo interrogante incluso, sin saber que lo hacéis.
     Ahora me salió rápido la pregunta:
     ─¿Qué interrogante?
     También él contestó de inmediato:
     ─Lo vuestro es decir siempre: «Sé que tengo muy pocos días. ¿Por qué he de tener tanto miedo a perderlos?»
     De nuevo miré por la ventana. Y vi a aquellas gentes con las mascarillas puestas y el paso firme, seguro,... valiente.


2 comentarios:

  1. Pilar Nacarino Moreno13 de abril de 2020, 20:11

    El escrito de hoy me encanta, igual que la frase que has puesto de Victor Hugo.La frase porque yo también lo creo así. Y el escrito porque creo que define lo que fue (digo fue, porque no se en generaciones venideras como ser@) el sentir, la forma de ser del pueblo español. No perdemos la esperanza de vencer, aunque nos sintamos perdidos. Gracias Ignacio.

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    1. Gracias a ti, por leerme y por seguir siendo una fiel lectora de mis textos.

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