Es
posible que todos tengamos una hilera de frases que nos indiquen
rumbos para cruzar por la existencia, son como las rayitas de una
rosa de los vientos particular. Probablemente, para muchos, una de
estas frases-flecha sea la de Ortega y Gasset: «La
vida es una serie de colisiones con el futuro».
Cierto
es que nuestras vidas están plagadas de expectativas con lo venidero
y también lo están las Artes, las Ciencias y las Humanidades.
Estamos, irremediablemente, en la era de Internet, y todas esas
disciplinas se enfrentan a próximos y sucesivos choques con la
posteridad. Y hay obstáculos, sin duda; uno de ellos es la
abundancia de información. Se ha calculado que en tiempos de
Cervantes y Shakespeare existían unos dos mil libros impresos; es
muy posible que los hombres cultos de la época conociesen los que
más destacaban de ese par de miles de volúmenes, y en esto gozaban
de amplia ventaja aquellos que sabían latín y francés. Distintos
proyectos de biblioteca en la Red ponen hoy, a disposición de todos,
varios millones de libros de forma gratuita y con poco más que el
esfuerzo de apretar una tecla. ¿Qué es ser culto hoy? En 2012 se
publicaron más libros en el mundo que en toda la década de los 60;
es tanta la cantidad de libros que no podemos leer que nuestra
ignorancia crece mucho más que nuestro conocimiento.
El
entorno literario no se verá solo afectado por la abundancia, sino
que será muy distinto, entre otras cosas, por la invasión masiva de
los «e-books»
o libros electrónicos. El «e-book» posee un enorme potencial que
irá desarrollándose paulatinamente. No es difícil prever que
pronto los libros electrónicos tengan bandas sonoras como el cine, y
que sea posible escuchar palabras y recomendaciones leídas por el
propio autor de la obra. Es muy probable también que los libros
contengan todo tipo de imágenes e ilustraciones e incluso vídeos de
paisajes y localizaciones ─ficticios o reales─ de allá
por donde discurra la trama. Y ustedes lo saben: hoy importan más
las modas que
los modos.
Hay
un fenómeno, aún incipiente, pero que puede llegar a tener un gran
alcance, e incluso dar lugar a la aparición de nuevas formas
literarias estables. Consiste en la participación de seguidores o
fans en las creaciones, estos tendrán la posibilidad de contribuir
con anotaciones que podrían ser incluidas en los propios textos.
Hoy existe, y está en franco crecimiento, lo que se ha dado en
llamar «fanfic» (o
FF, "ficción
de fans").
Se trata de una novedosa narrativa (o no tan nueva) en la que los
fans utilizan los ambientes, los personajes y las situaciones de un
relatos de creadores ajenos ─a partir de novelas, series de
TV, personajes de comics u otros─ para engarzar con ellos sus
propias historias e interpretaciones.
Inevitablemente
la vida es ─en muchos aspectos─ un complejo dilema
entre el pasado y el porvenir. Este dilema quizás es lo que
sintetizaba Schopenhauer, hace bastante más de un siglo, con la
siguiente frase: «Qué bueno sería
comprar libros si a la vez pudiésemos comprar el tiempo necesario
para leerlos».
Este artículo fue publicado en el "Diario de Cádiz" el 10 de septiembre del 2013. De colisiones con el futuro
ResponderEliminar