Dice
la sabiduría popular que "Los
tiempos corren como potros, y tras unos vienen otros". Nuestro
mundo está cambiando y esto provoca desazón en aquellos que se
encuentran cómodamente instalados; todo cuanto se encuentra fuera de
nosotros se va transformando e incluso también se va alterando
nuestro interior sin que nos apercibamos de ello; lo que ayer era una
incertidumbre hoy es una certera convicción, y en una crisis todo
es, implacablemente, cambio.
Durante
siglos la forma de organizar y dirigir ha sido la jerárquica, con su
clásica estructura piramidal. Este sistema ha sido muchas veces
alabado y denostado aunque casi nunca ha habido alternativas
realmente válidas al mismo. A partir de los últimos años del
pasado siglo las economías industriales ─de fuertes andamiajes
piramidales─ se vieron en grandes aprietos y empezaron a ser
desplazadas por la nueva economía de la información, en donde las
rigideces organizativas encajaban mal pues obstaculizaban el
necesario flujo de información para un correcto funcionamiento.
Ahora, las instituciones centralizadas de la sociedad cuya existencia
descansaba en las jerarquías van derrumbándose por todas partes, al
menos aparentemente, y en su lugar emergen elementos descentralizados
menores, que uniéndose de modo muchas veces informal, desarrollan
unas estructuras más fluidas.
Las
estructuras organizativas en redes consisten en individuos que
interactúan de cerca con otros individuos compartiendo información,
recursos e ideas. Quizás lo importante no es la red en sí, ni tan
siquiera el producto obtenido, sino el proceso desarrollado para
llegar a él; el factor comunicación es el que crea los enlaces
entre los individuos y grupos.
Las
redes se están consolidando como un medio para la evolución de la
sociedad, para mejorar la productividad, la vida en el trabajo y
compartir los recursos del modo más eficiente.
Dentro
del proceso evolutivo de las redes, ha aparecido recientemente la
denominada "computación en la nube" (cloud
computing), y
ha surgido como un resultado natural de las tecnologías que
confluyen para transformar el modo en la que las organizaciones
conceptualizan y construyen su estructura.
La Nube no
es metáfora de Internet, se trata de una nueva propuesta tecnológica
de gran alcance que permite ofrecer casi todos los servicios de
computación a través de la red. Utilizar la Nube va
más allá de Internet; se trata de un lugar en el que es posible
utilizar la tecnología en el instante que es necesitada y por el
tiempo que es requerida. Sólo existe una mínima instalación local,
y no se paga la tecnología cuando no se esté usando.
Las
redes nos llevan a las nubes, seguro que en estas lides Sancho Panza
nos diría: "Cual
el tiempo, tal el tiento", frase
con la que nos aconsejaría tacto en el obrar y cautela valiente para
acomodarnos a lo nuevo.
Ignacio
Pérez Blanquer
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